Familiares de los comunitarios asesinados por colonos denunciaron en conferencia de prensa, la preocupante situación que viven los pueblos autóctonos, señalando al régimen, de mantener ocultos a los presuntos responsables de la masacre ocurrida el pasado 23 de agosto en la comunidad Kiwakumbaih, donde perecieron 11 indígenas.

Los progenitores de Oday James Waldan Salgado, una de las víctimas mortales, mencionaron que su hijo fue torturado antes de ser brutalmente asesinado por los colonos; «a mi hijo no me lo mataron de una sola vez, lo torturaron, le pegaron un balazo en el estómago y luego lo colgaron a como colgaron a Cristo», relató Wilmor Waldan, padre del occiso.

Según los testimonios brindados por locales, la atrocidad fue más allá de lo imaginable, ya que se ensañaron contra niños de 12 años, obligándolos a ver la matanza que realizaban contra familiares y cercanos de su localidad.

Los comunitarios demandaron justicia, esperando una respuesta positiva de las autoridades de gobierno, para que la situación se esclarezca ya que no han visto una investigación eficiente en el caso, clamando de igual manera a los organismos internacionales, visualizar la problemática de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

Lea más de Café con Voz: El duro trayecto del forzado exilio de la periodista Marisol Balladares y su hija

«Si Daniel los metió que los venga a sacar» demandan comunitarios

Hoy los hechos de los Miskitos están siendo negados (…) hasta hoy los recursos y la riqueza de los pueblos Miskitos está siendo usurpada por los colonos. Nosotros en el municipio de Waspan teníamos suficientes recursos, nos quitaron nuestra mina y nuestra gente fue obligada a moverse para ganarse la vida al municipio de Waspan y allá a la gente los están matando», planteó la comunitaria Ignacia Taylor.

Taylor, viuda a raíz del asesinato de su esposo en 2015 a manos de colonos, asegura que estas atrocidades vienen ocurriendo desde hace 10 años y que ha atestiguado, los procesos de invasión a los territorios indígenas, al igual que las masacres contra las localidades, reafirmando que en los territorios, reina el miedo, a causa de la violencia desatada por los armados.

«Un chanchito, una gallina y una mata de plátano que nos quiere regalar el gobierno ¡No!. Nuestras riquezas son nuestras tierras donde crezcan nuestros hijos, son nuestros recursos que nos están robando. Si Daniel los metió (los colonos), que los venga a sacar. Nosotros nos estamos organizando en nuestras comunidades porque queremos cazar en nuestras tierras, hacer balsas y flotar en nuestros ríos y vivir en nuestras tierras, como antes», añadió en voz alta.

«Nosotros nos estamos organizando en nuestras comunidades porque queremos cazar en nuestras tierras, hacer balsas y flotar en nuestros ríos y vivir en nuestras tierras, como antes», aseguran los comunitarios, que demandan a la dictadura de Ortega, esclarecer los hechos de la masacre. Foto / Café con Voz

Lea más de Café con Voz: Régimen receta exilio y censura a periodistas

Dictadura incrimina a guarda bosques

Amaru Ruiz, ambientalista y director de la Fundación del Río, demandó una investigación exhaustiva para dar con los verdaderos responsable de la masacre, esclarecer los hechos y evitar que queden en la impunidad a como ocurrió en el caso de la comunidad de Alal en 2020.

Así mismo, el ambientalista asegura que Ignacio Celso y Andres Castro Bruno, dos de los capturados señalados por la policía sandinista de cometer los asesinatos, en realidad son guarda bosques que han venido denunciando las violaciones y barbaries que cometen los armados en los territorios Mayagnas y Sauni.

El Listado de personas acusadas son Mayangnas que han vivido en esos territorios, sin embargo, faltan colonos, no indígenas. Algunos testimonios de comunitarios Mayangnas, argumentan que varias de las personas que son acusadas, estaban en sus casas el día de la masacre», refirió Ruíz

El Centro de Asistencia Legal a Pueblos Indígenas (CALPI), informó tras la denuncia en la comunidad Kiwakumbaih, que dos mujeres fueron violadas, asesinadas y una de ellas desmembradas, junto a una decena de indígenas más, contabilizando un aproximado de 16 comunitarios masacrados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *