La prensa independiente en Nicaragua está enfrentando una guerra sucia sin precedentes, con periodistas que cada vez más se ven forzados a elegir entre el exilio, la persecución y la prisión bajo el régimen déspota de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En un informe escalofriante divulgado por la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED), se reveló que al menos 278 periodistas han huido del país en los últimos seis años para escapar de una campaña de represión constante.
El informe subraya la creciente presión sobre los trabajadores de los medios, quienes ahora enfrentan la realidad del exilio forzado, la confiscación de equipos y bienes, incluso, el destierro y la desnacionalización.
Las últimas cifras de FLED muestran que 15 periodistas se exiliaron entre julio y septiembre de este año, elevando el total a 278, una cifra impresionante para un país de 6.5 millones de habitantes.
Seis años de guerra sucia contra los periodistas
La tasa de pérdida de periodistas en Nicaragua es de aproximadamente 4.28 periodistas exiliados por cada 100,000 habitantes en los últimos seis años, sin incluir a los comunicadores que abandonan el oficio por temor o por el cierre de medios.
La fundación, que opera desde el exilio en Costa Rica, describió la situación actual como una «condición desesperada» para los profesionales de los medios.
Este éxodo incluye no solo a periodistas, sino también a fotógrafos y otros trabajadores de la comunicación, todos ellos expulsados por lo que el informe describe como “persecución patrocinada por el Estado”.
Esta persecución se ha intensificado desde las protestas antigubernamentales de 2018, en las que, según datos de la ONU y OEA, más de 300 personas fueron asesinadas en apenas tres meses por las fuerzas de seguridad del régimen.
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Un clima de miedo y violencia
Ortega, sanguinario dictador atornillado al poder desde 2007, ha calificado las protestas como «un intento de golpe de Estado» impulsado por Washington, acusando a Estados Unidos de orquestar el descontento para derrocar su dictadura familiar.
Desde entonces, su administración ha silenciado sistemáticamente toda disidencia, siendo los periodistas independientes uno de los blancos principales.
Según el informe de FLED, julio fue particularmente brutal para la prensa. Los periodistas enfrentaron un aumento significativo en la persecución estatal, incluyendo allanamientos de sus viviendas, confiscación de equipos tecnológicos y desapariciones forzadas.
¿Dónde está la periodista Fabiola Tercero?
Uno de los incidentes más alarmantes fue la desaparición de la periodista Fabiola Tercero, quien desapareció en julio tras cubrir temas culturales y promover la lectura.
A pesar de la indignación internacional, ninguna entidad gubernamental ha dado información sobre su paradero.
El nombre de Tercero apareció inicialmente entre los 135 nicaragüenses deportados a Guatemala en septiembre, solo para que dicha afirmación fuera retirada abruptamente.
El informe también señala el creciente uso del marco legal represivo en Nicaragua para acallar las voces críticas.
FLED denunció las recientes reformas a la ley de ciberdelitos, que han allanado el camino para imponer penas más severas a periodistas y ciudadanos, permitiendo al violento régimen criminalizar las publicaciones en redes sociales críticas a la familia Ortega-Murillo.
Estas leyes draconianas han incrementado el clima de miedo que rodea a la prensa independiente del país, con periodistas cada vez más censurados o amenazados con acciones legales.
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Disminución de los espacios para la prensa libre
El informe de FLED pinta un panorama sombrío sobre la situación actual de los medios en Nicaragua, donde en nueve de los 15 departamentos, así como en sus dos regiones autónomas, ya no se ejerce el periodismo independiente.
El silenciamiento de las voces locales es una tendencia alarmante que, según FLED, amenaza con eliminar por completo la cobertura independiente.
«La continua pérdida de la libertad de prensa en Nicaragua es alarmante», dice el informe.
«El creciente control del gobierno sobre los medios está llevando a la desaparición de la información veraz e independiente, dejando solo la narrativa oficial».
Los periodistas que aún permanecen en Nicaragua son objeto de vigilancia y hostigamiento constantes, mientras la dictadura sigue utilizando propaganda y retórica anti-prensa para demonizar a los profesionales de los medios.
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El exilio como única opción para los periodistas
Para muchos periodistas, el exilio se ha convertido en la única opción para sobrevivir. Costa Rica se ha transformado en el principal refugio para los reporteros nicaragüenses.
Muchos de hechos continúan su labor desde el extranjero, documentando los abusos a los derechos humanos y el autoritarismo desde una distancia más segura.
Sin embargo, la prensa en el exilio enfrenta sus propios desafíos, desde la inseguridad financiera hasta el impacto psicológico de vivir en incertidumbre constante y lejos de su tierra natal.
El informe de FLED subraya el futuro precario del periodismo en Nicaragua. Sin una intervención rápida de la comunidad internacional, la fundación advierte que la prensa independiente podría extinguirse por completo.
«El desmantelamiento sistemático de la prensa libre no es solo una tragedia nacional», concluye el informe, «sino una crisis regional que demanda atención urgente».