Walmaro Gutierrez
Walmaro Gutierrez, diputado del FSLN.

En un acto que ha dejado a más de uno preguntándose si se trata de una tragicomedia digna de Shakespeare o una adaptación surrealista de la realidad nicaragüense, el siempre apasionado y teatral diputado Wálmaro Gutiérrez, ha salido a defender las reformas confiscactorias de la dictadura sandinista, con un fervor casi masculino.

“Nuestro país continúa siendo un muro de contención frente a la narcoactividad, el blanqueo de capitales, el crimen organizado, financiamiento y proliferación de armas de destrucción masiva, entre otras conductas que harían de cualquier país del mundo un Estado fallido», musitó el legislador a quien con cariño sus colegas de bancada llaman Walma.

Armado con su característico tono ampuloso y una gesticulación que rivaliza con la de cualquier diva de la ópera, Gutiérrez ha declarado que la nueva reforma a la Ley 735 es la panacea para todos los males del país, mientras acusa a los periodistas independientes de ser agentes encubiertos del crimen organizado.

Según Walma, los periodistas que se atreven a criticar al régimen criminal son, compinches del narcotráfico. ¡Grosero!

Tanta vehemencia de Wálmaro

El diputado, con una voz ardorosa y de gesticulaciones telenovelescas, se lanzó una disertación tan grandilocuente que casi se le escapa un lamento al final de su intervención.

En su diatriba, a veces furibunda a veces apasionada, el otrora cantante no solo ha alabado la «transparente» gestión de los bienes confiscados por la dictadura, sino que ha enfatizado que estos bienes no se desperdiciarán en las arcas de instituciones dispersas, sino que se canalizarán directamente al Estado.

“Se va a hacer una distribución clara, efectiva, transparente de cómo se van administrar y a otorgar a las diferentes instituciones estos recursos, qué más señal de transparencia que esa medida», maulló.

Sin esperar aplausos como cuando cantaba en el Show de Don Francisco «Nave sin rumbo barco sin vela», Walma dijo que todo ese proceso confiscatorio era «transparente», si por transparencia entendemos que el dinero va directamente a la cuenta de la familia dictatorial a la sirve perrunamente.

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Wálmaro Gutierrez, diputado del FSLN.

Wálmaro enojadito

Pero el verdadero espectáculo llegó cuando Gutiérrez quizo dar de lecciones de derecho penal con una autoridad que haría enrojecer a una Corte Suprema de Justicia en democracia.

Nos ha explicado, con sus manitas de fino pedicure haciendo fintas como de aruños en el aire, que la ley del decomiso sin condena se aplicará únicamente en casos “muy concretos”, como cuando el autor del delito está rebelde, enfermo, o fallecido.

“El decomiso sin condena, sólo procede en casos muy concretos y específicos. El autor del delito que sea de identidad desconocida, el imputado, investigado o procesado esté rebelde o prófugo o sea no esté en las manos de la Administración de Justicia o sufre una enfermedad grave o que haya fallecido o que haya perdido temporal o definitivamente su facultades o capacidades mentales, son los únicos casos en los cuales podría operar un decomiso sin condena», casi cantó con pasión frente al micrófono de su escaño.

¡Atrevido!

Es decir, solo en los casos más improbables. ¡Qué alivio! Nada como la seguridad jurídica que nos da la certeza de que, si los nicaragüenses llegan a ser objetos de decomiso, al menos lo serán en circunstancias muy específicas y claramente excepcionales.

Mientras tanto, ofendido como Drácula ante la Cruz, el diputado lanzó acusaciones en contra de los periodistas independientes, quienes, según él, reciben financiación del crimen organizado.

“No permitan que esos desinformadores profesionales a los cuales estoy bastante, seguro que a ellos sí los está financiando el crimen organizado y la narcoactividad a ellos sí, porque les ha estado doliendo todas estas reformas”, dijo encendido de cólera.

En la mente de Walma, cualquier periodista que ose cuestionar el trabajo de su régimen debe ser, sin duda, un colaborador del narcotráfico, aún cuando la dictadura de la que él forma parte en Nicaragua, es uno de los eslabones del «Cártel de los Soles».

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