El Obispo Auxiliar de Managua, Monseñor Silvio Baez, alzó la voz este domingo señalando la zozobra que vive la Iglesia Católica de Nicaragua, perseguida por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, así como la humillación de sacerdotes llevados a los tribunales con juicios anómalos.

La Homilía de Báez hace referencia a la persecución de la dictadura nicaragüense hacía la Iglesia Católica, a la que ha abierto procesos judiciales a los sacerdotes Manuel García y Leonardo Urbina, este último acusado por la dictadura de abusar sexualmente a una menor de edad.

Mientras que García fue el primer sacerdote aprehendido por el régimen en el marco de un circo montado por la misma dictadura en el que lo acusaron de agredir a una mujer, que posteriormente también fue encarcelada y acusada de falso testimonio cuando se retractó de su acusación contra el religioso.

Báez llamó a los cristianos a convertir en oración las demandas sociales, acogiendo el sufrimiento de los pobres, los exiliados, los perseguidos y los secuestrados políticos, tomando en consideración las responsabilidades de cada quien en la sociedad.

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“Al orar se acoge en el corazón también el dolor social: el drama de los pobres, el sufrimiento de los presos políticos y de los exiliados, la zozobra de una Iglesia perseguida y la humillación de sacerdotes acusados con odio y en modo irregular” dijo Báez.

«Al orar tomamos mayor conciencia de nuestras responsabilidades. Hacemos oración no para cruzarnos de brazos, sino para permitir que la fuerza de Dios ilumine nuestro corazón, purifique nuestras intenciones y fortalezca nuestra voluntad. Quien ora como Jesús, vive siempre con los ojos abiertos y el corazón dispuesto a amar a los demás. Quien ora a un Dios que es Padre, siempre ve a los otros como hermanos», señaló El jerarca.

Baez expresó que en la oración desahogamos el corazón ante las preocupaciones mundanas.

«La oración es siempre una caricia de Dios. Al orar, le pedimos a Dios lo que creemos necesitar, sabiendo que nos escucha siempre. Al orar, ponemos nuestra vida en sus manos para hacer su voluntad en todo», dijo Báez.

El jerarca añadió que a Dios le gusta escuchar nuestras historias, que le hablemos de nuestras cosas, que nos quejemos e, incluso, que le hagamos preguntas, como los niños a sus papás.

» Al Señor le encanta, por ejemplo, lo que yo llamo la oración del “hasta cuándo”, expresó.

La oración es el mejor aporte social del cristiano

Baez expresó que a nivel social, la mayor contribución que los cristianos pueden ofrecer es la oración. 

«La historia no es solo un escenario en el que actúan las voluntades humanas, sino también el lugar adonde Dios hace llegar su reino de caridad, de paz y de justicia. Al orar hacemos posible que Dios misteriosamente fecunde la historia y transforme la sociedad con nuestra colaboración y a través de nuestras acciones», dijo.

«De todos estos sufrimientos, no basta hablar, también hay que convertirlos en oración para hacerlos llegar hasta Dios, en forma de súplica humilde, de pregunta indignada o de lágrima silenciosa. Ciertamente que “no basta rezar”, pero para un cristiano es verdad también que “no basta hablar y actuar”, añadió.

La oración pude, busca y llama

El religioso expresó que la oración no es solo pedir, sino que también busca y llama. 

«Quien ora está dispuesto también a buscar lo que pide, a moverse, a dar pasos concretos para alcanzar lo que desea recibir de Dios. Cuando oramos buscando, no quedamos paralizados ni por la incertidumbre, ni por el fracaso, ni por el miedo», dijo.

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El jerarca aseguro que en los momentos de oscuridad y de sufrimiento, no hay que hundirse en la soledad. 

«Cuando Dios parece callar, en realidad nos está hablando de otra manera. Ni en la oscuridad más densa, Dios está lejano. Debemos aprender de Jesús a llamar a nuestro Padre Dios, gritando con confianza desde las contradicciones, los conflictos y los problemas de la vida» expresó.

Finalmente llamó a  confiar que ningún grito que brota del dolor humano queda sin respuesta de parte de nuestro Padre Dios.

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