La familia no debe encerrarse en el muro de la propia casa y debe procurar ser un lugar de comprensión, expresó el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, en su homilía de este domingo 26 de diciembre, en el que la Iglesia Católica celebra a la Sagrada Familia.

“Es importante educar a los hijos en las relaciones que van más allá de la familia, acompañándolos con sabiduría y paciencia, para que no tengan temor a la amistad, aprendan a respetar la dignidad y la libertad de los demás y crezcan con libertad y responsabilidad. Las familias no pueden vivir encerradas en el muro de la propia casa”, dijo Báez.

Destacó que parte de las responsabilidades de los miembros de una familia son educar y comprender a los demás.

“En las familias no faltan momentos de incomprensión y situaciones difíciles de afrontar. La solución nunca debe ser la violencia, ni el silencio amargo con el que le negamos la palabra al cónyuge o al hijo”, afirmó.

Diálogo genuino nace de la comprensión

Báez refirió que un diálogo real en la familia surge a raíz de la comprensión y sin buscar acusar u ofender. 

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“Así nace el verdadero diálogo de quien no busca ante todo acusar, condenar y ofender, sino que se esfuerza por comprender. Los problemas se resuelven hablando y escuchando, no gritando ni hiriendo con palabras”, afirmó.

Cuidado no se trata de obsesión a los hijos

Báez se refirió a la responsabilidad de los padres de vigilar las amistades de los hijos, sin que esto se convierta en una obsesión por controlar el entorno.

“Sin embargo, no se trata de vivir obsesionados controlando todos los movimientos del hijo, sino ayudarle con paciencia, respeto y amor a afrontar las distintas situaciones que tendrá que vivir para que sepa defenderse y para actuar con inteligencia y astucia en circunstancias difíciles”, añadió.

Ante esto, expuso que parte de la educación debe contemplar cultivar la libertad en el corazón de los hijos.

“Educar al hijo es cultivar en su corazón una libertad responsable, ayudándole a que sea él mismo y pueda dar siempre lo mejor de sí mismo. Educar al hijo es hacerlo capaz de comprender la vida y afrontarla con serenidad y madurez, contagiarlo de valores auténticos, ayudándole a que siempre decida con convicción interior y eligiendo siempre el bien, la verdad y el amor”, explicó.

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