La reciente solicitud de una prórroga que pidió el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, para tratar de convencer a Daniel Ortega, de permitir que una comisión de alto de «buenos oficios» llegue al país, demuestra una enorme debilidad del organismo Interamericano.

Almagro, solicitó este viernes 17 de noviembre, al actual presidente del Consejo Permanente del organismo, Josué Fiallo, una prórroga de un mes para rendir un informe de las gestiones realizadas ante la dictadura nicaraguense.

“No existiendo al momento de cursarse la presente comunicación una respuesta definitiva sobre el particular y vista la circunstancia política y las fechas en curso, es que entiendo que sería oportuno y conveniente extender el plazo del 17 de diciembre como fecha límite hasta mediados del mes de enero entrante para informar al Consejo Permanente el resultado final de la gestión”, señala la carta de Almagro.

Carta es una respuesta

Guillermo Belt, ex asesor de la Secretaría General de la OEA por 40 años, expresó en el programa Enfoques con Luis Galeano, que la postura de Almagro no es “clara” puesto que su solicitud es una respuesta a la carta enviada por Fiallo.

“La carta no es nacida de su propia voluntad, es en respuesta a una carta que le envió el presidente del Consejo permanente en este trimestre, Josué Fiallo, quien le dice que en vista de que se venció el plazo fijado para un informe de gestión, le pide que comente los resultados para informar al Consejo Permanente”, dijo Belt.

Al respecto, Belt considera que no es aceptable el argumento de no poder realizar las gestiones debido al contexto, aludiendo a las fechas de navidad y año nuevo.

“Los embajadores irán a celebrar la navidad, pero el Secretario general tiene que hacer las gestiones y no hay ninguna actividad religiosa que impida actuar en situaciones como estas que el Consejo ha señalado como urgente. Me parece incongruente que se ponga como argumento las fechas”, dijo Belt quien añadió que la carta introduce los supuestos logros de gestiones anteriores frente a la dictadura.

Carta evidencia que no hay respuestas

La carta expone que “no hay una respuesta definitiva” por parte de la dictadura nicaraguense, sin embargo no establece si existe algún tipo de comunicación con la Cancillería de Nicaragua.

“No puedo saber si no tiene respuestas, o si tiene una grosería por respuesta, pero lo que parece es que no tiene ninguna respuesta. Lo que corresponde es que el Secretario General es definir si tiene o no respuestas a los puntos que establece la resolución. La carta está concebida para no decir nada y conseguir una prórroga que solo beneficia a la dictadura”, dijo Belt.

El periodista e investigador Octavio Enríquez, señaló que la carta utiliza un lenguaje ambiguo que, seguramente no iba a ser enviada sin la solicitud del presidente del Consejo Permanente.

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“La carta no especifica mucha información al respecto. La carta utiliza un lenguaje confuso. Además, la resolución fue votada por 25 países y que la decisión no fue comunicada por el Secretaria General. Esto dice mucho de lo que puede hacer la OEA para resolver situaciones de crisis”, dijo Enríquez.

OEA muestra menos capacidad para resolver la crisis

De tratarse de una prórroga por no haber obtenido algún tipo de comunicación por parte de la dictadura, podría tratarse de una evidencia más de la debilidad del organismo regional de cara a las crisis de los estados miembros.

“Esto demuestra la fragilidad en la que se encuentra la OEA en este momento. Es duro porque al final de cuentas los países afectados pueden decir que ya no son miembros de la OEA. Además, hay un bloque de países que al abstenerse o tomar posiciones ambiguas o apoyar al gobierno de Ortega, ha hecho que en Nicaragua se tenga la sensación que la dictadura ha ganado”, expresó Eduardo Gamarra, especialista en ciencias políticas.

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Gamarra detalló que el contexto político en la OEA ha cambiado en las últimas décadas ante la consolidación de más dictaduras en la región. Además, detalló que las sanciones, hasta el momento, no han tenido resultados positivos en la resolución de conflictos.

“Las sanciones no tienen nada de dentadura porque a como hemos visto en Cuba y Venezuela, tardan mucho. El debate radica en que si las sanciones al final le hacen daño a la población”, explicó Gamarra.

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