El obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, dijo éste domingo que lo peor que le puede pasar a un pueblo es acostumbrarse a vivir bajo la opresión y ser humillado por dictadores que ejercen el poder cometiendo injusticias y destruyendo la dignidad de las personas.

Báez desde la iglesia de Santa Agatha en Miami, dijo que no se puede ver como normal que quienes se encuentran en el poder, a través de migajas y circos pretendan engañas a los pueblos de lo que realmente es importante. Báez dijo que nunca se puede caer en la resignación, porque eso fortalece a los tiranos.

«Lo peor que le puede ocurrir a un pueblo es acostumbrarse a vivir sometido. Los grandes problemas sociales no se resuelven con dictadores que imponen con la fuerza una normalidad humillante, que dan migajas de pan para ganar popularidad y organizan circos para ganar votos y distraer a los pobres de lo que verdaderamente importa», dijo el obispo Auxiliar en su homilía.

«La injusticia, las diferencias sociales y el atraso económico solo se superan respetando la dignidad y la libertad de las personas, propiciando un ambiente de confianza en la convivencia social y promoviendo la solidaridad con los más pobres y olvidados», añadió.

El obispo Silvio Báez, se basó en el pasaje bíblico de la multiplicación de los panes y los peces, para indicar que Jesús siendo grande y poderoso, nunca quiso ser rey, porque la muchedumbre que fue saciada lo miró como un mesías terrenal al que había que encumbrar. https://cafeconvoz.com/2021/07/22/guillermo-cortes-al-papa-francisco-me-extrana-su-silencio-sobre-nicaragua/

Jesús no quiere poderes absolutistas ni excluyentes

«Al final, la gente no entendió el signo (de la multiplicación de los panes y los peces). No comprendieron que Jesús les estaba proponiendo otra forma de vivir y de convivir, en donde lo que cuenta es la gratuidad, el compartir, el dar gracias», explicó.

«No comprendieron que Jesús les hablaba de sí mismo, que él era aquel pan y que deseaba alimentarlos gratuitamente de vida, de luz y de esperanza. Al contrario, al verse saciados por el pan, identificaron a Jesús con una figura mesiánica e intentaron tomarlo por la fuerza para hacerlo rey. Con tal que les diera de comer, aquella gente estaba dispuesta a dejarse someter por él», añadió.

Pero, el obispo Silvio Báez, indicó que al darse cuenta de esas intenciones, Jesús se escapó de nuevo al monte él solo. «Jesús nunca intentó dominar a nadie ni tuvo poder sobre nadie. Su verdadera realeza se muestra solo en la cruz cuando, despojado de todo, nos amó hasta el extremo. Su verdadera realeza se muestra en el amor que salva y da vida. Jesús no ha venido para ser rey como los que gobiernan este mundo. Por eso, huye cuando aquella gente lo quiere hacer rey. Pero huye también porque no quiere pueblos dominados por poderes monárquicos, absolutistas y excluyentes», concluyó.

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