La familia Somoza Urcuyo le advirtió al dictador Anastasio Somoza Debayle que lo mejor sería que renunciara a la presidencia de Nicaragua en 1977. Álvaro Somoza Urcuyo, sobrino del dictador, recuerda que él personalmente le aconsejó cambiar el rumbo de su vida política dos años antes de la caída.

“Nosotros le dijimos que era necesario que renunciara para salvar a la Guardia, pero no quiso atender”, dijo Somoza en entrevista a Café con Voz.

Además, refirió que Somoza Debayle se enfrentó a presiones de varios bandos, algunos de estos que lo instaban a continuar al frente de la presidencia, que culminaría en 1981.

“Mi tío es enormemente responsable por lo que le pasó a él mismo, pero no quiso acceder a los consejos que les dimos los que queríamos. Él se preocupaba por el vacío que iba a dejar cuando se fuera”, relató.

Somoza Urcuyo recuerda que algunos funcionarios y allegados al poder advertían también que lo que sucedería después. Por esta razón, muchas personas que lo apoyaron optaron por abandonar el país.

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“Algunas personas huyeron porque sabían lo que venía y ese es el exilio de 1979 y puede ascender a 300 mil personas, que se fueron a los países centroamericanos o Estados Unidos. Muchos que apoyaban al gobierno, pero no se metían en nada”, refirió.

Somoza Urcuyo considera que la dictadura sandinista no comenzó como dictadura, sino como una junta de gobierno.

“Ellos instalaron ese gobierno hace tantos años. La exportación le da los impuestos para comprar armas y el pueblo no tiene con que luchar con eso”, dijo.

No cree en lucha armada

Sin embargo, Somoza Urcuyo asegura que la salida de la dictadura sandinista no debe ser por las armas.

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“Es muy fácil hablar de guerra cuando son otros los que ponen la sangre y las vidas. Hay otras formas de sacar a los sandinistas y están en manos nosotros y de otros gobiernos. Nadie los quiere y nadie quiere dar el apoyo público. No se trata de instalar a un político, sino de salvar a un pueblo de un par de asesinos”, aseguró.

Somoza Urcuyo también instó a los integrantes de la Unión Democrática Renovadora (Antes MRS), específicamente a quienes formaron parte de la primera dictadura sandinista, a que en su momento, respondan por los crímenes cometidos en esa época.

“Los del MRS no hacen mea culpa de lo que pasó en 1980, porque ellos fueron parte de todo eso”, dijo Somoza Urcuyo.

Además, expresó que considera que no es posible un proceso de justicia para los involucrados en crímenes en la década de 1980 mientras Ortega esté en el poder.

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