El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, criticó las acusaciones de la dictadura sandinista en contra de la iglesia católica, específicamente, contra el Obispo de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez, calificándola de falsas y ridículas.

En su homilía dominical, Báez se refirió a la primera lectura, tomada del libro de Jeremías, que narra uno de los acontecimientos más dramáticos en la vida del profeta, en el contexto de la invasión de Babilonia a la ciudad de Jerusalén.

“Movido por Dios, el profeta solo pensaba en el bien del pueblo, sobre todo en los más pobres del país. A Jeremías lo que le interesaba era la vida de la gente. Por eso, abogaba por una salida pacífica ante la invasión extranjera”, señaló Báez.

Mencionó que esto le valió acusaciones de la monarquía de Jerusalén, que lo tildaban de desertor, colaboracionista de los invasores y traidor.

“Las acusaciones contra el profeta de Dios se podrían traducir hoy en estos términos que nos pueden resultar familiares: Jeremías organiza grupos violentos, incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población, provocando un ambiente de zozobra y desorden, alterando la paz y la armonía en la comunidad. Todas acusaciones falsas y ridículas”, dijo Báez, haciendo analogía a la acusación de la dictadura sandinista contra Monseñor Álvarez.

Báez señaló que Jeremías nunca fue violento, ni predicó la violencia, y fue acusado de subversivo.

“Jeremías amaba su ciudad de Jerusalén apasionadamente y fue acusado de ser agente del imperio y traidor a la patria; Jeremías predicaba la consolación y la esperanza para su pueblo y fue acusado de cometer crímenes de odio”, añadió.

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El jerarca mencionó que la monarquía de Jerusalén quería acabar con el profeta y apagar de una vez su palabra incómoda que los acusaba continuamente.

“Así son los poderes tiránicos de ayer y de hoy. Con tal de conservar el sistema de opresión que han impuesto, conservar sus privilegios, aumentar sus riquezas y seguir sometiendo al pueblo, acusan con mentiras, levantan calumnias y procesan injustamente”, dijo.

Costumbre “de ayer y hoy”

El jerarca católico afirmó que la costumbre de eliminar profetas es muy antigua y que la practican siempre sistemas injustos, intolerantes y violentos.

“Antiguamente, echaban a los profetas en cisternas llenas de lodo, como le ocurrió a Jeremías; o los expulsaban del país, obligándolos a exiliarse, como pasó con el profeta Amós, o los encarcelaban y les cortaban la cabeza como a Juan Bautista; o intentaban despeñarlos desde lo alto de un monte como a Jesús, a quien después condenaron a morir en una cruz. Hoy, esos mismos sistemas siniestros, injustos y criminales, que no soportan la verdad y que no están dispuestos a escuchar a Dios, calumnian y agreden a los profetas, les levantan falsas acusaciones y ofenden y denigran a la Iglesia”, añadió el Obispo Auxiliar de Managua.

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Expresó que los tiranos no soportan la palabra profética que pone al descubierto su maldad y sus crímenes y que por esta razón, los poderosos de hoy temen a una Iglesia profética.

“Quisieran ver a la Iglesia encerrada en la sacristía, con la boca cerrada y ojalá doblegada ante ellos. Al no lograrlo, se llenan de rabia con discursos agresivos con los cuales no hacen más que mostrar su propia debilidad y la oscuridad de su conciencia. Pero todo es inútil. No nos dejemos intimidar. Nada ni nadie puede acallar la voz de Dios que resuena en la humilde voz de los hombres que él ha elegido para hablar en su nombre”, expresó.

Siempre hay gente justa y el pueblo tiene la última palabra

El religioso señaló que, aun en sistemas totalitarios, siempre hay gente justa, como el hombre que salvó a Jeremías del lodo.

“Dios nunca abandona a sus profetas. Que no olviden esto los criminales que quieren acabar con ellos. Dios tampoco abandona a su pueblo. Por eso, el pueblo no debe perder la esperanza jamás. La última palabra no la tienen los tiranos”, dijo.

Añadió que la historia la deciden los pueblos, gracias a su capacidad de soñar y a su esfuerzo por organizarse y resistir.

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“La historia la deciden los pueblos que se apoyan firmemente en la fuerza del Dios liberador de toda opresión. La historia la deciden los pueblos que confían en el amor de Dios que les da fortaleza para luchar por liberarse de todo yugo inhumano”, concluyó.

Este 12 de agosto, el Obispo Auxiliar de Managua, Monseñor Silvio Báez, culminó su retiro espiritual y condenó el secuestro de Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, quien cumple este viernes nueve días de permanecer sitiado por la Policía Sandinista.

“Condeno el secuestro de mi hermano Mons. Rolando Álvarez de parte de la dictadura de Nicaragua. Estoy cerca de él con mi cariño y mi oración. Es una luz que brilla en las tinieblas, que las tinieblas no podrán apagar (cf. Jn 1,5). ¡Él y quienes lo acompañan deben ser liberados!”, publicó Báez en su cuenta de Twitter.

De la jerarquía católica nicaragüense, el mensaje de Báez ha sido el más contundente y el único que ha rechazado la retención ilegal del régimen sandinista, que acusa a Álvarez de conspirar para organizar grupos violentos.

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