Para el excapitán del Ejército Sandinista, Federico Aguado, el involucramiento del Ejército, con tropas y armamento pesado en la represión de las protestas de abril de 2018, es fácil de probar.

Armas como la RPG-7, destinadas para antitanques de combate, la utilización de francotiradores Dragunov, de fabricación rusa; AK-47 y otro tipo de armamento que se usó para reprimir en las protestas, demuestran que el Ejército Sandinista estuvo en la calle disfrazado de paramilitar o de policía, cumpliendo con la orden de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, de acabar con la resistencia cívica en las calles en abril de 2018.

Así lo afirmó el capitán en retiro del Ejército, Federico Aguado, quien fue convocado para reprimir, pero se negó a participar. De acuerdo con Aguado, la Policía sandinista no tiene permitido el uso de alto calibre, como las utilizadas para reprimir al pueblo, pues las normas internacionales establecen que son del uso exclusivo de militares del Ejército de cada país.

“Nosotros pudimos apreciar el uso de Dragunov que son utilizadas para eliminar elementos específicos, la usan personal altamente calificado, el fenómeno que observamos en abril de 2018 fueron disparos certeros a la cabeza, a más de 600 metros, no lo hace cualquier persona, por compañía tenemos ametralladora PKM y las RPK, y cada escuadra lleva un fusil de francotirador, AK y otros PKM, esa es una estructura del Ejército de Nicaragua, no hay vuelta de hora”, expresó.

Militares vestidos de policías usando armamento de guerra para reprimir

Para Aguado, la policía sandinista se auxilió de militares ante el cansancio al que fue sometido el órgano represor de Daniel Ortega, por la resistencia de los protestantes que se mantuvieron por más de dos meses en barricadas.

Asimismo, otra de las características que develan la participación del Ejército fue la condición física de cada efectivo que utilizó las armas de alto calibre, que para el experto, los miembros de las fuerzas militares, son más dotados que los policías que reciben un pésimo entrenamiento en las academias policiales.

“La policía no tiene esa técnica porque no recibe ese entrenamiento, es una manera sumamente diferente, esas son tropas preparadas dentro de los centros de entrenamiento del Ejército”, afirmó.

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Francotiradores disparaban con precisión a matar

Por otro lado, durante el programa Café con Voz, se analizó la efectividad de disparos ubicados en el triangulo de la muerte como lo es la cabeza, la nuca y el pecho, puntos donde tenían orificios las víctimas de la violenta matanza de las protestas de abril de 2018 y que fueron reveladas por la confesión del exmagistrado Rafael Solís, quien fungió como vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia y dijo que había una orden clara de desaparecer a los protestantes.

Para el experto en armamento militar, los francotiradores que disparaban a los estudiantes y ciudadanía que se había sublevado, actuaban bajo la orden del jefe supremo del Ejército, el dictador Ortega, siguiendo la cadena de mando que implica a Julio César Avilés, Jefe del Ejército y luego el jefe militar de la operación.

Armas utilizadas para represión de civiles desarmados entre abril y julio de 2018.

“El francotirador actúa con cierta independencia, pero se subordina a las ordenes de su jefe, el jefe de la misión le puede decir el objetivo de herir o neutralizarlo inmediatamente, luego le pasa un informe al jefe superior; un disparo es un muerto, los francotiradores fueron utilizados para abatir a los líderes, la orden era eliminar a cada uno de los lideres de los tranques”, sostuvo el exintegrante del Ejército.

Aguado dijo que la versión que dio la fuerza armada al servicio de Ortera, por medio de su vocero, Coronel Álvaro Rivas, en negar la participación de las Fuerzas Armadas en la represión y matanza de jóvenes y desarmados, es “ilógico”, tomando en cuenta que existe un sistema de control de numeración por cada arma y se debe de tener un registro de los instrumentos y municiones usados, por lo que se debería de permitir una investigación independiente, peritaje que ha sido negado por los camuflados.

Por otro lado, coincidió con otros análisis de otros expertos en determinar en que la Dirección de Investigación para la Defensa (DID), adscrita al Ejército de Nicaragua, junto al Comando de Operaciones Especiales (COE), proporcionaron información de los lideres de los tranques y que montaron un operativo para tomarse militarmente las ciudades y barrios de Managua y asesinar a los lideres de las protestas en cada territorio.

“Una de las estructuras que usan es utilizar al soplón, al sapo, es el trabajo de inteligencia a nivel de barrio, esta información fue dada a la policía a través de la DID para operar, entonces llegaban con lista en mano a las casas y los sacaban a los jóvenes y ahí es donde los mataban”, dijo.

Según Aguado, hay testimonios de personas que observaron a militares cambiarse de ropa par ser vestidos con el uniforme de la policía y así salir fuertemente armados en contra de manifestantes.

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“Se me invitó a ser parte de los paramilitares”

Además, de acuerdo con diversos testimonios de retirados del Ejército Sandinista, quienes participaron en la lucha contra la guardia de Somoza entre 1980 y 1990, fueron convocados para conformar el movimiento armado “Defensores de la Patria”, donde se reclutó a viejos militares para defender su revolución.

“El régimen de Ortega corrompe a la gente, al sistema, hubo un llamado, se me invitó a defender como un verdadero militante al Comandante; me ofrecieron dinero y dijeron que iba a tener todo lo que quiera…se hizo en todo el país, hablaba Omar Cabezas, Enrique Smith, te decían que habían un golpe de Estado y que nos teníamos que movilizar, vemos el involucramiento de también exmilitares”, reveló.

Por otro lado, denunció la supuesta complicidad de la empresa privada con el régimen de Ortega que, por medio del plan de cuido a cafícultura y ganadería, permitieron la matanza en el campo.

También, dijo que las armerías proporcionaron municiones y armas para dotar de herramientas a los terceros armados, sacados de las cárceles y barrios marginales, que salieron a las calles de todo el país para asesinar a jóvenes, niños y adultos.

La utilización de armas que fueron confiscadas a la contra revolución cuando se pacificó al país como las lanzagranadas M-79 o fusiles M-16, que permanecían en las bodegas del Ejército de Nicaragua, también se vieron en diferentes fotografías durante las protestas de abril de 2018, armamento que fue entregado a paramilitares, según el exmilitar.

Además, sostuvo que el Ejército Sandinista ha prestado sus bases militares como la ubicada en el Papalonal (departamento de León), un sitio exclusivo para las Fuerzas Armadas oficiales para la formación, a terceros armados que gritan consignas de lealtad a Daniel Ortega y Rosario Murillo, recibiendo preparación de cara a las elecciones generales de noviembre de este año.

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Fuerzas extranjeras también fueron parte de represión 

Al finalizar, el exmilitar dijo que personal militar Cubano y Venezolano, fueron parte de la “operación limpieza” desatada en el departamento de Masaya para quitar las barricadas levantadas por los ciudadanos en El Barrio Monimbó, que se mantenía como un fuerte bastión de resistencia.

De acuerdo con testimonios de habitantes de la zona, el acento de su jerga los delató que no eran ciudadanos nicaragüenses, pero que si, eran acompañados por militares nacionales.

Paramilitares celebran la toma de la plaza de Monimbó, Masaya, luego de desmontar barricadas.

“Recibimos información que entre las tropas que se desplazaban eran venezolanos y cubanos; nos lo dijeron gente de la venta (lugareños), como no conocían el terreno, los combinaban con tropas nacionales, andaban extranjeros…” agregó Federico Aguado.

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