La vocera de la dictadura Rosario Murillo, mostró su amargura el viernes al llamar “absurdos y ridículos” a quienes han hecho burlas y memes del el tirano Daniel Ortega, quien destruyó varios poemas del bardo universal Rubén Darío, el pasado 11 de enero, al leerlos con el cancaneo de párvulo.

Murillo confesó que vive pendientes de las redes sociales y mostró su indignación, por la manera en que se ha hecho mofa de la Ortega «declamando» poemas de Darío de la peor manera posible.

Pendientes de las redes

Murillo, ha leído varios comentarios, en los que se burlan de Rubén Darío, pero omite decir que esas burlas y memes generados han sido para Daniel Ortega y a ella cuando el lunes pasado Ortega intentó leerle varios poemas de Darío.

«Leí algunos comentarios por ahí, digo yo que falta de dignidad nacional, que falta de decoro nacional, que falta de espíritu patrio», dijo Murillo al referirse a la sátira que ella y Ortega provocaron el pasado lunes.

“Identidad nacional de la que nos sentimos tan orgullosos, cuando uno tiene espíritu sabe a amar a Dios sobre todas las cosas, al prójimo como a nosotros mismos, cuánto falta de eso en tantas voces disonantes que proclaman odio todavía a estas alturas, pero burlarse de Rubén Darío o de la veneración que hay en las escuelas ,entre la juventud a nuestro Rubén, grandeza nacional, no sólo es absurdo o ridículo, sino que exhibe una condición apátrida, no tienen patria, no tienen patrimonio, no tienen ideales no tienen valores propios y no reconocen a los grandes símbolo de nuestra cultura y de nuestro legado de patriotismo”, añadió amargada Murillo en su intervención este mediodía. 

Murillo acusó a la oposición nicaragüense de supuestamente “burlarse” de Rubén Darío y los calificó de “minorías ridículas” “Necesitamos paz, un  corazón lleno de paz y que esas minorías ridículas de virtualidades fantástica, de fantasía, son fantasía ilusa no tienen paz en sus corazones”, dijo.

La vocera de la dictadura repitió en reiteradas ocasiones la palabra «odio», para atribuirla a los opositores, pero parece estarse viendo al espejo cada vez que de su «boca de fresa» sale tal término.

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