Por Emiliano Chamorro Mendieta
El 13 de julio de 2018, decenas de policías y parapolicias, atacaron sin misericordia y con armas de guerra las instalaciones de la parroquia Divina Misericordia, en Villa Fontana, Managua.
Además de los centenares de orificios en sus paredes, las balas también traspasaron a la venerada imagen de la Divina Misericordia.
Unos días antes al ataque de la Divina Misericordia, las fuerzas de Ortega, habían violentado y profanado la basílica de Diriamba.
En ese acto de represión estatal, fueron golpeados el cardenal, Leopoldo Brenes, Monseñor Silvio José Báez, monseñor, Miguel Mántica Cuadra, el sacerdote Edwin Roman y el representante del papa Francisco en Nicaragua, el polémico Nuncio Apostólico, Stanislaw Waldemar Sommertag.
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Contra la Sangre de Cristo
El ataque contra la imagen de la Sangre de Cristo este 31 de julio es parte de una escalada de violencia contra la Iglesia católica, sostiene el ex sacerdote, Edgard Parrales.
Para el exsacerdote el ataque a la imagen de la Sangre de Cristo, en la Capilla que lleva el mismo nombre en Catedral de Managua, demuestra que la Iglesia Católica está enfrentando dos tipos de enemigos; el poder satánico y el político.
«En los ataques contra la iglesia católica, sus símbolos y pastores se conjugan dos propósitos negativos, el satánico y el politico. Politico porque la Iglesia ha sido voz del pueblo en la defensa de la institucionalidad y los derechos humanos y el satánico se manifiesta, y lo podemos ver ahorita en la actualidad con la instalación del pentagrama en la plaza de la revolución; ese pentagrama es el símbolo de la Iglesia satanica. Eso dice mucho de lo que estamos enfrentando», expresa Parrales.
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Resguardar imagenes y simbolos religiosos
Luego de los ataques de terror que no cesan contra la Iglesia católica, sus símbolos y pastores, se le pregunta al ex sacerdote, de qué manera la iglesia puede dar resguardo a sus imágenes y utensilios que son utilizados para las actividades religiosas y de fe.
«Aunque la Iglesia tomara la decisión de resguardar sus símbolos e imágenes y sus utensilios de culto tendría que tener una legión de gente en todas las parroquias., y ni asi, no seria efectiva la seguridad», sostiene Parrales.
Por otro lado, para el ex-religioso y teólogo, los ataques a la iglesia, sus símbolos y pastores tienen dos propósitos directos.
«La voluntad de ataque y agresión de las fuerzas negativas que agreden a la iglesia tienen sus propósitos, por un lado, destruir los símbolos de la fe y por otro lado sembrar el terror en la población que ha pedido en las calles cívicamente su desacuerdo con el actual gobierno Ortega-Murillo», resaltó Parrales.
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No se pierde la fe
El experto religioso, aclara, sin embargo, que destruir símbolos religiosos no tienen ningún» efecto para que la gente deje de creer en Dios.
«Nunca ese daño va ser suficiente como para menoscabar la fe de la gente porque definitivamente los símbolos son instrumentos que nos ayudan a cultivar nuestra fe, pero la fe reside fundamentalmente en la convicción de la persona; de modo que podrian destruir cualquier símbolo, pero nunca la fe, porque la fe reside en una convicción íntima de la conciencia y en el ejercicio propositivo de una conducta coherente y consecuente con lo que se cree», afirmó Parrales.
El teólogo insistió que la Iglesia catolica es de puertas abiertas, al punto que cualquiera llega a sus instalaciones, independientemente de la ideología que sea.
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Peligran otros tesoros religiosos
Monseñor Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua, expresó que es muy difícil poder resguardar las imágenes de la Iglesia. «Somos de puertas abiertas para todo el mundo. Y si el pueblo sufre, nosotros sufrimos. La Iglesia es el reflejo de lo que la sociedad vive. La imagen de la Sangre de Cristo hoy es el reflejo de lo que vive el pueblo de Dios….reprimido, perseguido y atacado «, afirma el vicario arquidiocesano.
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«La verdad yo tengo la esperanza que esto no continúe, pero la verdad, no sabemos, pero reitero, deseamos que esto no continúe más. Y reitero, la Iglesia refleja lo que vive su pueblo, si el pueblo sufre y padece, también la Iglesia lo sufre», indicó el religioso