Los feligreses de la Diócesis de Estelí siguen sin conocer del paradero del padre Osman Amador Guillén, quien fue secuestrado la noche del 10 de septiembre en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de la ciudad de Estelí dónde se quedaría esa noche, después de culminar una misa en honor a la Natividad de la Virgen María.

Una de las feligresas que se identificó únicamente como Martha, dijo con mucha consternación que “no pensé ver en mis días una situación tan triste, una persecución de la que solo conocía que había ocurrido en el pasado o las que se están dando en contra de la misma iglesia en el medio oriente o países comunistas como China y Corea del Norte”.

Igual que el padre Amador Guillén, otros dos sacerdotes de la misma Diócesis de Estelí, el padre Pastor Rodríguez de Jalapa Nueva Segovia y el padre Leonardo Guevara quien estaba a cargo de la Catedral Nuestra Señora del Rosario de Estelí, fueron secuestrados meses anteriores sin que la dictadura informará de su paradero.

Sin embargo en el más reciente informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de Nicaragua, se reveló que estos dos últimos sacerdotes, son mantenidos en las instalaciones del seminario en Managua como en una especie de “casa por cárcel”.

Denuncia internacional

En el inciso 17 del informe especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de Nicaragua, referente a la represión que ejerce la dictadura en contra de la iglesia Católica, detalla sobre la detención de los sacerdotes y trabajadores de Cáritas Diocesana de Estelí.

“Entre el 21 y el 23 de mayo de 2023, cuatro sacerdotes y ocho personas empleadas de la Iglesia fueron detenidos arbitrariamente. Dos de ellos permanecen bajo arresto domiciliario en su seminario y uno está bajo custodia”, señaló el documento.

“Las ocho personas empleadas de la Iglesia siguen detenidas. El 27 de mayo, la Policía del régimen emitió un comunicado oficial en el que afirmaba que se estaba investigando a la Iglesia Católica por blanqueo de capitales, lo que llevó a congelar las cuentas bancarias de tres de sus nueve diócesis”, dice el informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos.

Sin embargo, este 23 de septiembre se cumplen cuatro meses desde que se registraron esos secuestros, es decir, que transcurrieron más de 90 días de supuesta investigación con detenidos y ni la Policía ni la Fiscalía al servicio de la dictadura, han podido aportar una sola prueba para presentar un caso.

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Sin proceso judicial

Hasta ahora según la página de los tribunales y de la Corte Suprema de Justicia, no existe ninguna acusación en contra de los sacerdotes o extrabajadores de Cáritas Diocesana de Estelí.

Uno de los extrabajadores introdujo un recurso por detención ilegal el mes de junio, sin que los tribunales se hayan pronunciado hasta ahora, lo que deja al descubierto la indefensión en la que se encuentran las personas que son secuestradas por razones políticas o religiosas en el país.

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Mientras el Obispo de Diócesis de Matagalpa y administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez, permanece en una prisión de la dictadura condenado a 26 años, la iglesia Católica en Nicaragua sigue resistiendo los embates del régimen.

En tanto, los feligreses no pueden hacer más que rezar por sus sacerdotes y preguntarse cómo lo hacen cada día, dónde y cómo están sus guías espirituales.

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