La dictadura sandinista condenó a 26 años y 4 meses de prisión al Obispo de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez Lagos, acusado de los supuestos delitos de Menoscabo a la integridad nacional, desacato a la autoridad y propagación de noticias falsas.
El magistrado al servicio de la dictadura, Octavio Rothschuh, leyó la sentencia contra Álvarez, quien no estuvo presente en la lectura de sentencia difundida a través de los medios oficialistas.
La lectura de la sentencia, cinco días antes del juicio previsto para el 15 de febrero, establece que Álvarez perderá su nacionalidad conforme a la Ley 1145, aprobada de forma express este jueves y que fue publicada este viernes en La Gaceta, Diario Oficial.
Este jueves, el dictador Daniel Ortega, confirmó que el Obispo de la Diócesis de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez Lagos, fue trasladado al Sistema Penitenciario Jorge Navarro “La Modelo”, por no haber aceptado el destierro impuesto por la dictadura sandinista.
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Este jueves, la dictadura desterró a 222 presos políticos que fue seguido de una reforma constitucional y la aprobación de una Ley de Regulación de pérdida de la nacionalidad.
Según dijo el dictador en una comparecencia ante los medios oficialistas, Álvarez dijo que no obedecería la disposición de la dictadura.
“Empieza a decir que él no se va. Que primero tenía que reunirse con los obispos y exige una reunión con los obispos. Cosa absurda, si hay una disposición del Estado nicaragüense, que él no puede cuestionar”, dijo Ortega.
Además, el dictador criticó que el religioso no acatara la disposición del régimen.
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Monseñor Rolando Álvarez cuando fue presentado públicamente ante los medios oficialistas.
“Frente a una decisión del Estado nicaragüense, dice que él no la acata. Es una resolución de un tribunal de justicia que lo está mandando fuera del país, y que no acata, si no se reunía con los obispos, y como los demás sacerdotes ya estaban en el avión, que le llamen a los sacerdotes, porque él tenía que hablar con ellos”, señaló Ortega.
Además, Ortega se comparó con Álvarez haciendo una analogía de cuando él estuvo preso, luego de asaltar un banco en Managua en la década de 1960.
“(A Álvarez) se le tenía en su casa. Se le hacía comida especial; había médicos que lo visitaban dos veces al día, llegaban las hermanas a cocinarle… era una mansión. Está irritado porque ahora sí está en la cárcel. Es la rabia de no acatar la decisión de las autoridades nicaragüenses, del Estado nicaragüense”, dijo el dictador.