Las relaciones entre Estados Unidos y la dictadura de Daniel Ortega, se podrían volver aun más tensas si la nación si Washington mantiene a Hugo Rodríguez como nominado a embajador en Nicaragua, luego que el régimen dictatorial le retirara el beneplácito, aunque no llegarán a quemar los puentes, según el ex embajador ante la OEA, Arturo McFields.
La dictadura reaccionó furibunda vetando a Rodríguez, luego que este denunciara la represión en Nicaragua y asegurara que Estados Unidos continúa apoyando a sectores opositores del país centroamericano.
El exembajador en la Organización de Estados Americanos, Arturo McFields, aseguró que existen dos “cabezas” en cuanto a la política exterior de Nicaragua.
Además, en una entrevista a Café con Voz, McFields señaló que la dictadura sandinista mantendrá las relaciones con Estados Unidos hasta donde este se lo permita, puesto que los intereses comerciales del régimen se mantienen.
¿Cómo valorás las relaciones entre Estados Unidos y Nicaragua?
Arturo McFields: Esta relación de amor y odio entre la dictadura y Estados Unidos, ha sido compleja, como una telaraña, pero continua. Estuve trabajando por más de siete años en la embajada en Washington y se cómo funciona.
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La dictadura nunca ha dejado sin embajador la sede en Washington, por más comunicados o se diga lo que se diga. Porque hay algo que el régimen más respeta, más que a Dios y son los dólares.
¿Cómo funcionan las relaciones diplomáticas en Nicaragua?
Las relaciones diplomáticas de nuestro país funcionan con dos cabezas: una cerebral y una visceral. Lo que viste en días pasados fue un exabrupto.
El 11 de enero, (un día después del inicio de la usurpación del poder) Biden no rompió relaciones con Ortega. En la dictadura hubo un shock, la misma dictadura quedó sorprendida y hubo fiesta en El Carmen ese día.
En Europa mantienen la teoría de que prefieren tener un embajador mudo, a no tenerlo en Nicaragua. De uno u otro modo, estos embajadores ayudan a tener un registro de lo que sucede en el país.
La dictadura usa el ejemplo de lo que le hicieron en España, con un lenguaje que no tiene nada que ver con la diplomacia y la señora de España se fue.
Luego el Nuncio Apostólico, hizo gestiones para liberar presos políticos y dijo que lo quería hacer otra vez, pero la dictadura dijo que no y le pidió que se fuera.
¿Esta política qué significa?
La política de embajadores sordomudos empezó este año. A los embajadores que llegan a Nicaragua, se les dice desde el principio que no pueden hablar.
Muchos diplomáticos que llegan al país están estudiando esta política y me dicen que ni siquiera en países como Corea del Norte, se utiliza este lenguaje tan radical. En Managua no se pueden reunir con nadie, mirá al Nuncio Apostólico, que cuando quiso abrir la boca no lo dejaron.
Este es el comienzo de una dinastía y en una dinastía no se habla. Son nuevos tiempos.
Luego, como vieron que no rompieron relaciones diplomáticas, buscaron como recomponer la situación y mandaron a Laureano a buscar un acercamiento de Estados Unidos.
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Hubo quien dijo que se negociaba y el otro que no se negocia. El problema es cuando funciona la parte visceral.
Estados Unidos está esperando que la parte cerebral reaccione, porque sabe que aunque Daniel Ortega no tiene la misma relevancia de antes, cuida el billete.
¿Se le fue la mano a Hugo Rodríguez en su discurso?
Ellos manejan una misma política, sean republicanos o demócratas. Los embajadores tienen que venderse y demostrar que abrazan la política exterior de Estados Unidos, no la de la dictadura.
La dictadura tiene como opción reflexionar y escuchar la voz de Denis Moncada, que a veces lo escuchan.
En el Senado, todos los embajadores pasan fuerte y los que no lo hacen no pasan la confirmación.
Si la dictadura no acepta al embajador, vendría un escenario feo, porque Nicaragua se convertiría en la nueva Cuba.
Kevin Sullivan está en Managua y ha bajado bastante el perfil, ¿va a estar amordazado?
Yo conocí a Sullivan antes de llegar a Managua. Estuvo en la embajada de Washington y llega a Nicaragua cuando todavía había protestas.
Es difícil ver en esta época a un (embajador al estilo de) Robert Callahan, porque hay una línea dura y el que se sale de eso, le cortan la cabeza. Hay gente pesada que me dice que no puede reunirse con actores ni estar criticando al gobierno, porque si lo hacen los expulsan.
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¿La dictadura se está saliendo con las suyas al imponer esa política?
Hasta cierto punto sí, pero tengo esperanza que con esto de Hugo Rodríguez, algo va a pasar. Ellos pueden hacer la bravuconada, pero como los conozco, en la plaza hay un discurso bravucón, pero en privado, buscan como negociar.
En el SICA se va a premiar a la dictadura en agosto al nombrar al candidato de la dictadura, ¿cómo valorás esta dualidad de la comunidad internacional?
Arturo McFields: Ahorita, Costa Rica tiene de presidente a un hombre de negocios. No hay un solo presidente que se agarre los pantalones y le diga a Ortega que no le da la secretaría del SICA.
En Centroamérica hay un panorama desolador, pero hay que tener Esperanza porque siempre hay alguien que sorprende y puede cambiar la situación.
Creo que puede haber un cambio, porque los partidos de izquierda han dicho que no.