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El Obispo de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, afirmó que Jesucristo sigue siendo crucificado donde se irrespeta la dignidad, la libertad y la vida de las personas que sufren la guerra o por causa de “poderosos desquiciados y malévolos”.

Báez, durante su homilía correspondiente al Domingo de Ramos, aseguró que a Dios “le duelen los niños y las mujeres que huyen de Ucrania bajo bombas” a la vez que Dios sufre con los secuestrados políticos maltratados injustamente y llora con las víctimas de la represión.

“Solo sabemos que ninguna cruz injusta es para siempre y que el Dios de la vida, hará justicia a las víctimas, hará resucitar a los pueblos crucificados y hará surgir la vida en medio de nuestros dolores y angustias”, dijo Báez en su homilía.

La terrible indiferencia al dolor del otro

Báez señaló que es inhumano acostumbrarse a ver el dolor ajeno, sin sentir nada en los corazones y que es escandaloso que el ser humano se vuelva espectador de la injusticia desde un “cómodo balcón de la indiferencia”.

“Mientras no nos toca sufrir a nosotros, mientras no somos nosotros quien padecemos, lo que les ocurre a los otros no nos preocupa demasiado ni estamos dispuestos a exponernos ni a complicarnos la vida por ellos. Este es el mayor mal de nuestra sociedad”, afirmó el religioso.

Aseveró que esto responde a la lógica del mundo: “Salvarse a sí mismo, pensar en sí mismo e ir por delante en la vida pisoteando a los demás”.

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“Salvarse a sí mismo y vivir para sí mismo es la consigna que resume y explica la tragedia de la humanidad”, añadió.

Dios no es un vigilante

Báez aseguró que Dios no es un vigilante que busca el sometimiento a su gloria y que esto se demuestra en la crucifixión.

“En la cruz Dios nos está mostrando su infinita compasión que nos perdona siempre y que es más grande que cualquier pecado que podamos cometer”, añadió Báez.

Al referirse a una de las palabras de Jesús en la cruz: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, Báez aseguró que esto responde a una ignorancia más profunda.

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“Es la ignorancia del corazón. Es el no saber de quienes no saben lo que es el amor; no saben que dañando se hacen daño y que justificando su crueldad se condenan a sí mismos; no saben que condenando al justo, echan a Dios de su vida y de la historia; no saben ni quieren saber que Dios es amor y por eso torturan, condenan injustamente y matan con tanta crueldad”, añadió.

Finalmente, el religioso llamó a los creyentes a vivir la Semana Santa y a mirar a Jesús para renovar las esperanzas.

“Mirando a Jesús Crucificado nos llenaremos de esperanza aún en el dolor y la muerte. Mirando a Jesús Crucificado aprenderemos el lenguaje del amor humilde de Dios, que perdona, que salva y que da vida”, concluyó.

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