No dejarse vencer por el miedo, «fuerzas del mal» y seguir caminando, aun en momentos dolorosos, fue la exhortación del obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio José Báez, durante la Homilía del cuarto domingo de adviento.

El Evangelio del libro del evangelista Lucas, proclamado este domingo, narra el encuentro entre la virgen María y su prima Isabel. 

Baez refiere que los viajes realizados por la Virgen María durante su embarazo significaban mucho riesgo, pero ella insiste en seguir y no se deja vencer por el miedo.

“En los senderos más oscuros y en las travesías más riesgosas de la vida, allí está María a nuestro lado, como compañera de viaje y madre bondadosa. Vivir es caminar. Creer también es caminar. Dichosos quienes caminan siempre y no se quedan estancados a causa de sus debilidades y fracasos”, dijo Báez.

En ese sentido, exaltó a quienes no se detienen pese a las adversidades, “fuerzas tenebrosas del mal que dominan la sociedad” u obstáculos.

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“Dichosos quienes no se detienen paralizados de miedo ante las fuerzas tenebrosas del mal que dominan la sociedad. Creer es caminar con la mirada puesta en Dios y el corazón lleno de esperanza”, añadió.

La Virgen María nos invita a seguir caminando pese a fuerzas malignas

Baez recordó que este fue el primer viaje de la virgen María, ya que posteriormente viajó a Belén y luego a Egipto.

“Es el primer viaje de María del que habla la Escritura. Más tarde viajará de Galilea a Belén, donde nacerá Jesús; luego tendrá que irse al exilio, a Egipto, para salvar al Niño del rey Herodes. Subirá también muchas veces a Jerusalén para la Pascua, hasta subir un día a la ciudad santa siguiendo a Jesús hasta el Calvario”, añadió.

Por otro lado, destacó la voluntad de servicio de María al visitar a su prima Isabel, no para ser atendida, sino para atender.

“La Virgen María visita a su prima Isabel para atenderla y ponerse a su servicio. De este modo María nos muestra que ella es de verdad “la sierva del Señor”, pues quien vive para Dios, lo demuestra viviendo para los demás”, expresó.

Vivimos en una sociedad agresiva

El Obispo Auxiliar refirió que el mundo está inmerso en una “sociedad agresiva”, que emite palabras que hieren y dividen.

“La gente llora en silencio por la crueldad a la que es sometida por quienes deberían velar por su bienestar. Sin embargo, no hay que desanimarse ante quienes pretenden robarle el futuro al pueblo”, explicó. 

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Además, exhortó a utilizar los tiempos de crisis y opresión para lograr transformar la sociedad construyendo una nueva cultura.

“El tiempo de la opresión y de la injusticia debe convertirse en el germen de una nueva sociedad y en el momento propicio para comenzar a construir la cultura del encuentro. Debemos comenzar ya a relacionarnos de tal manera que nadie sea descartado, ofendido o humillado, sino que todos sean necesarios, respetados y valorados”, explicó.

La lucha debe continuar

Por otro lado, llamó a quienes luchan por la libertad y por un cambio, a no perder la esperanza y a tener la plena seguridad de que Dios está de su parte.

“Quienes se sacrifican y luchan por construir una convivencia social más humana, respetuosa y justa, pueden estar seguros de que todos sus esfuerzos, por pequeños que parezcan, nunca se perderán y florecerán un día, pues Dios está de su parte. No hay que perder la esperanza”, añadió.

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