El doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Notre Dame Javier Osorio, dijo en entrevista al programa Café con Voz, que realizar muestreos o encuestas de opinión pública y mostrarlo como válido, es un «espejismo», debido a la falta de libertad de ejercer la opinión honesta y francamente, ni tampoco existe la libertad de levantar las opiniones de manera correcta.
Osorio aseguró, que en un régimen autoritario como el impuesto en Nicaragua por la familia Ortega Murillo, es muy difícil tener la capacidad de dar opiniones o votar por algún candidato, así mismo, señaló que existe presiones legales, fiscales, políticas o de cancelación por parte del Estado, hacia aquellas casas encuestadoras que no reflejen de manera favorable la opinión de la gente.
También, el experto enfatizó que en contextos autoritarios, la gente tiene una presión de alinearse con los regímenes, ya que el miedo por represalias económicas, físicas o de cercenar derechos institucionales, genera una tendencia a manifestarse a favor cuando viven dentro de estos contextos opresivos.
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Narrativa gubernamental de «victoria», genera sesgos cognitivos
Esto sistemáticamente aunque levantaras bien la encuesta en términos metodológicos, va a ver incentivos naturales de la gente a mentir, a presentarse ellos mismos o ellas mismas como personas a favor del régimen, porque de no hacerlo saben que va haber la posibilidad de sufrir consecuencias o represalias. Esto afecta la medición que tiene el gobierno al ponerse un espejo va a verse más fuerte de lo que en realidad es, pero es producto de la misma distorsión que el régimen genera sobre la gente», detalló Osorio.
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Por otro lado, los sesgos cognitivos formados entorno a la narrativa de «victoria» como en el caso de Nicaragua, crean y se transfieren en comportamiento electoral.
«El problema de Nicaragua es la de un estado totalitario, vimos la persecución de personas muy prominentes, políticas financieramente (…) entonces en un régimen tan totalitario donde no hay espacio a ningún nival y está detrás de todas las esferas políticas, lo único que queda es alinearse y eso no es democracia» detallo el politólogo.