La trágica y cruel muerte del migrante nicaragüense Eleazar Blandón, en una finca de Murcia, en España, ha generado impacto en España y muchos medios internacionales han hecho eco de las difíciles condiciones en que explotan a los extranjeros.
En Café con Voz hablamos con la hermana de Eleazar, Ana, quien nos relata la historia del nicaragüense y su trágico pasado: su padre también murió de un golpe de calor, como migrante nicaragüense en Texas, Estados Unidos.
Ella, desde España, reconstruye paso a paso la funesta tragedia de su nicaragüense: “A mi hermano le dieron trabajo, pero le negaron el derecho a la vida, no lo llevaron a tiempo al centro de salud, estaba moribundo, no tenía fuerzas ni para subir a la furgoneta, lo subieron entre todos. Y lo fueron a dejar de último, ya cuando iba muerto prácticamente“.
Volvería el 28 de octubre
Ana confirma que su hermano estaba haciendo planes para regresar, que su madre le había comprado un boleto con un préstamo para regresar el 28 de octubre.
Eleazar solo trabajaría en la recolección para pagar las pruebas de Covid-19 que Nicaragua exige a sus coterráneos para ingresar al país, pero la muerte lo alcanzó antes de volver y ahora dejó cinco hijos en orfandad.
Ahora, Ana enfrenta en España el proceso judicial para encontrar justicia en España y repatriar el cuerpo a Nicaragua.
Este jueves en Murcia, España un grupo de habitantes hizo una marcha silenciosa en protesta por la muerte de Eleazar Blandón, migrante nicaragüense de Jinotega.
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Explotado y abandonado
Bandón falleció el fin de semana en Lorca por un golpe de calor y su cuerpo fue abandonado a las puertas de un centro de salud.
El hombre de 41 años, había expresado a su familia en Nicaragua la explotación laboral extenuante a la que estaba sometido. Su madre, indignada, ahorraba dinero para comprarle un boleto de regreso al país.
En ese proceso estaban cuando le sorprendió la muerte y la patronal lo dejó morir. La lucha de la familia ahora es por el retorno de su cuerpo a tierra nicaragüense.
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Indignación internacional
La indignación ha sido tanta en España, que el diario El País le dedicó un editorial condenando la explotación y discriminación a los migrantes, así como exigiendo una investigación.
El periódico Naiz escribió una crónica sobre el caso que a continuación detallamos:
Sin sombra, sin agua. Es el primero de agosto, y en el campo murciano el sol pega sin misericordia. El mercurio rebasa los 44 grados. Una cuadrilla de temporeros, mal nutridos, mal descansados, mal hidratados; recoge sandías y las carga en un camión.
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Jornadas de 10 u 11 horas, de lunes a sábado. El nicaragüense Eleazar Blandón forma parte de ese grupo. No tiene papeles, tampoco contrato. Sobre las dos de la tarde comienza a sentirse mal, hasta el punto de desmayarse.
Finalmente le llevan en una furgoneta hasta un centro de salud de Lorca y lo dejan allí, vestido con la ropa de faena, sin compañía y en muy mal estado. Poco después entra en coma y los sanitarios ya no pueden hacer nada para salvar su vida. Golpe de calor y parada cardiorrespiratoria, reza el informe médico.
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Papeles frenados por el Covid-19
La de Blandón es, por desgracia, una historia habitual con un final trágico. Según un reportaje publicado por María Martín en ‘El País’, su primer destino a este lado del Atlántico fue Euskal Herria, concretamente Bilbo, al parecer huyendo del Gobierno tras haber tomado parte en movilizaciones de protesta contra el presidente Daniel Ortega. En Nicaragua tuvo que dejar a su mujer y a sus cuatro hijos, con el quinto en camino.
En la capital vizcaina pidió cita para formalizar su solicitud de asilo, pero no se la fijaron hasta meses después porque el sistema estaba saturado. La llegada de la pandemia anuló ese encuentro.
Eleazar Blandón se encontró sin documentación y sin posibilidad de regularizar su situación. Se trasladó a Almería, donde reside su hermana, y de ahí a la vecina Murcia, para trabajar de temporero en el campo.
Libertad sin fianza
El empresario que facilita cuadrillas de trabajadores a las explotaciones agrícolas ha sido detenido como presunto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores por no tener a Blandón dado de alta en la Seguridad Social.
Tras declarar ante el juez, está en libertad sin fianza, con la sola obligación de personarse en las dependencias judiciales cuantas veces sea llamado y de comunicar puntualmente sus cambios de domicilio.
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Sin agua a 44 grados
«Venimos denunciando públicamente y ante la Inspección de Trabajo del ministerio del ramo los incumplimientos de las empresas, que no facilitan agua fresca para beber a su personal ni comedores donde puedan protegerse de las inclemencias climáticas y que incluso incumplen la jornada intensiva, con el agravante de estar advertidas de las altas temperaturas que se darían en estos días», remarcó el sindicato CCOO.
Más de 44 grados. Sin sombra, sin agua, sin documentación, sin derechos. «Nos quitan el trabajo», dicen de ellos. Su familia trata ahora de reunir el dinero necesario para repatriar el cadáver.