La administración de Joe Biden, anunció que ya no pedirá a los viajeros internacionales un test negativo de la Covid-19 realizado en las últimas 24 horas para ingresar al país, anunció uno de los portavoces de la Casa Blanca, Kevin Muñoz.

Desde el 2021, Estados Unidos, implementó una serie de requisitos para aquellos extranjeros que deseaban pisar suelo estadounidense, esto en respuesta a la propagación del coronavirus y una medida que tomaron en la mayoría de países del mundo.

En principio, las exigencias para los viajeros internacionales era presentar un test negativo realizado en los últimos tres días para ingresar en el país; pero, en noviembre del año pasado, cuando la variante Ómicron disparó el número de casos, el presidente Biden estableció que las pruebas de Covid-19 debían realizarse 24 horas antes de partir hacia esta nación.

La medida que sí se mantendrá será que aquellos que no son ciudadanos estadounidenses ni residentes permanentes deben presentar su carné de vacunación para probar que están inoculados contra el Covid-19.

El mandato vencerá en el primer minuto del domingo, por tanto los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), ha determinado que el requisito ya no será necesario.

Este anuncio se produce precisamente cuando empieza la temporada de viajes de verano y las aerolíneas ya se preparaban para una demanda récord. Las compañías han dicho que muchos estadounidenses no viajan internacionalmente debido a la preocupación de que den positivo y se queden varados en el extranjero.

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Decisión derrumba lucrativo negocio de la dictadura en Nicaragua

La decisión de la administración Biden derrumba el lucrativo negocio de la dictadura sandinista que cobra 150 dólares a los viajantes por las pruebas moleculares para detectar la Covid-19.

A mediados de julio de 2020, el régimen anunció el cobro de las pruebas de Covid-19, lo que generó un fuerte rechazo por parte del sector privado.

El expresidente de Cosep y ahora secuestrado político, José Adán Aguerri, aseguró en ese momento, que el acaparamiento de pruebas, el alto costo y la falta de transparencia hacían que viajar a Nicaragua se convirtiera en una “odisea”.

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El costo de la prueba, sumado al precio de un pasaje de entre 900 y 1,000 dólares hace una odisea poder viajar a la inmensa mayoría de los nicaragüenses”, dijo Aguerri.

Hasta el momento, la dictadura no transparenta el monto recaudado a través de este lucrativo negocio ni el destino de los fondos.

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