El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, dio un mensaje de esperanza a la Iglesia Católica en Nicaragua que en las últimas semanas ha sufrido persecución por parte de la dictadura sandinista, asegurando que los religiosos cuentan con el consuelo de Dios.
“Somos amenazados y perseguidos por las fuerzas oscuras hostiles al evangelio, pero somos los testigos de Jesús. Somos nosotros a quienes Jesús ha confiado el anuncio del evangelio del Reino”, dijo Báez.
El jerarca aseguró que la Iglesia camina entre el consuelo de Dios y las incomprensiones del mundo, “muchas veces nos sentimos incapaces y nos parece que la misión recibida de Jesús es imposible de cumplir, pero somos sus testigos”.
Jesús envió a sus discípulos a predicar en su nombre
El jerarca hizo mención a la celebración de la Ascensión de Jesús al cielo, asegurando que los discípulos inician la predicación del evangelio a todas las naciones del mundo sin la presencia física de Jesús.
“Hasta ahora había sido Jesús quien predicaba por los caminos, en las plazas y en las sinagogas; hasta ahora había sido Jesús quien ofrecía el perdón gratuito a los pecadores, sanaba a los enfermos, acogía a todos con amor y contagiaba vida y esperanza allí por donde pasaba”, dijo.
Añadió que los discípulos deberán predicar “en su nombre”, es decir, en lugar suyo pero unidos a él, recordándolo e imitándolo, haciendo presente su amor, su fuerza curadora, su compasión, su luz y su vida.
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“Así es la Iglesia todavía hoy. Así somos nosotros, como eran ellos. Somos personas con debilidades y limitaciones, con miedos y caídas, pero somos testigos de Jesús. A nosotros, aquí reunidos, nos dice como a aquellos primeros discípulos: Ustedes son mis testigos, en ustedes confío, ustedes continuarán mi misión”, añadió.
Báez recordó que Jesús no dejó como testigos a gente sabia y poderosa, ni a personas influyentes y ricas, “sino a un puñado de hombres confundidos y temerosos y a un pequeño grupo de mujeres tenaces y valientes”.
“Probablemente no entendieron mucho al Maestro mientras vivió con ellos, pero lo aprendieron a amar, lo llegaron a amar mucho, lo llevaban en el corazón. Seguro de que no lo olvidarían, Jesús les confía a ellos el Evangelio”, añadió.
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Báez insta a detener “epidemia de maldad”
El jerarca también hizo mención a la misión de la Iglesia ante situaciones complejas como el tiroteo en Texas, Estados Unidos.
“Nos toca a nosotros defender la vida humana e introducir esperanza en nuestro mundo herido. Como ha expresado recientemente la Conferencia Episcopal de Estados Unidos en relación con los niños asesinados en Texas, nos toca a nosotros “implorar a nuestros funcionarios electos que nos ayuden a tomar medidas” para detener la “epidemia de maldad y de violencia” que sigue produciendo tantas víctimas inocentes y tanto dolor en las familias en este país”, dijo.
El jerarca añadió que Jesús ha querido bendecir los días grises, manos frágiles, los corazones rotos.
“Vivimos y caminamos con la bendición de Jesús. Con su bendición, nuestros humildes esfuerzos por amar, no se perderán; nuestra lucha por la verdad y la justicia dará su fruto; nuestro cansancio diario no será inútil”, concluyó.