En uno más de sus envenenados discursos de odio y rabia, la sancionada vicepresidenta designada Rosario Murillo, amenazó con cárcel a los periodistas que fueron beneficiados en algún momento con apoyo de la extinta Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH).
Furiosa, Murillo dijo que «toda la huaca golpista de la que cada día se conoce más… no quedará impune”, en referencia a la supuesta investigación por lavado que se abrió contra la precandidata presidencial independiente, Cristiana Chamorro, fundadora de la FVBCH.
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«Recibir dinero de quienes se creen poderosos para destruir el pueblo, no es posible», dijo la sancionada por violación de derechos humanos y señalada de cometer crímenes de lesa humanidad.
«Esas danzas de millones, qué increíble», repetía amenazante Murillo, en su cadena de radio y TV que transmite cada mediodía a través de la red de canales y emisoras adquiridos con fondos de la cooperación venezolana.
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El burro hablando de orejas
«Recibieron dinero lleno de sangre, ensangrentado, dinero para matar, aplastar, subordinar, generar caos, intranquilidad, dinero para destruir… pagarán», sentenció la vicedictadora Rosario Murillo.
Ella, junto a sus hijos Juan Carlos, Rafael y Laureano Ortega Murillo, está sancionada por Estados Unidos y otros países por lavado de dinero, corrupción y abuso de derechos humanos.
La dictadura manipula que los fondos recibidos por ONG, como la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, fueron usados para perpetrar “un intento de golpe de Estado” en el 2018, narrativa usada para encubrir los crímenes de más de 328 nicaragüenses y miles de heridos que dejaron policías y paramilitares en la sangrienta Operación Limpieza que Murillo y Ortega ordenaron en abril del 2018.
El principal donante de los fondos, USAID, del gobierno de los Estados Unidos, ha aclarado que no hay indicios ni de corrupción ni de lavado de dinero por parte de la FVBCH, pero Murillo, en sus discursos de odio, pretende cambiar esa narrativa.