El presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Dante Mossi, cuenta con total discresionalidad para el uso de los fondos administrativos, por medios de los cuales compra voluntades de los directores, en una danza vulgar de miles en salarios, prebendas, comilonas y francachelas, tal cual de tratase de un banco en Dubai o Arabia Saudita.

Así lo reveló el doctor Ottón Solís, ex representante de Costa Rica ante el BCIE, quien señaló que Mossi suelta dinero a los regímenes de Centroamérica y utiliza herramientas políticas para contar con el apoyo del directorio del Banco y mandarse solo.

“Quisiera que el presidente del banco le diera méritos al directorio para cosas positivas. Todo proceso de cooperación comienza con Dante Mossi que es contactado por sus oficinas en cada país. Él es el que decide qué pasa”, expresó Ottón Solís, exrepresentante de Costa Rica ante el BCIE, en una entrevista a Café con Voz.

Como primera herramienta, Mossi se ha ganado a la administración de forma clientelar, a través de incrementos salariales. De esta forma, la administración brinda dictámenes favorables a préstamos a regímenes como el de Nicaragua.

“Él ha mostrado un sistema en que los integrantes de la administración hagan lo que él diga. Por eso, cuando la pandemia, él autorizó tres incrementos salariales. Entonces, en el dictamen positivo de la administración, los directores tienen muy poco margen para oponerse”, señaló Solís.

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El exfuncionario también señaló que Mossi “mueve sus fichas” cuando hay algún director que está en contra de créditos.

“Él alerta a otros directores si hay alguien que se oponga a los créditos para que luego, al oponente, se le nieguen los créditos”, expresó.

Bacanal con viáticos, carros y banquetes.

Según Solís, los directores del banco ganan 19 mil dólares libres de impuestos, aproximadamente 26 mil dólares mensuales.

“Pero hay una serie de privilegios, como vehículos para uso personal y no tiene que rendirle cuentas a nadie. Van de vacaciones y no reportan”, añadió.

Además, según Solís, los directores nombran personal a su antojo, pueden viajar a cualquier país miembro sin pedirle permiso a nadie y sin informar de nada.

“Las responsabilidades del director son mínimas, pero ganan más que un presidente. Pero la mayoría tienen cuatro o cinco asistentes”, expuso Solís.

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El único interés: el voto de los directores

Según Solís, a Mossi lo único que le interesa es el voto de los directores del BCIE para poder reelegirse.

“A Dante no le importa el banco, ha incrementado los gastos administrativos y su objetivo es que los países voten para su segundo mandato. El voto de Nicaragua es vital, porque con los otros países de Centroamérica, pesan más del 51%. El alabar a Nicaragua es el precio que paga para seguir contando con el voto de Ortega”, señaló.

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“Un banco que financia a una dictadura, esta en contra de la normativa del sistema que administra al banco. La iniciativa y las justificaciones van en contra de los intereses de la región”, añadió.

Ante esto, la cercanía de Mossi no responde a ideologías, sino a intereses económicos, según señala Solís.

“Mossi ha logrado intimar con todos los gobiernos porque tiene herramientas para ganarse su favor. Él da dinero que se da para uso discrecional. No hay información”, refirió.

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