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La inflación y el trabajo informal generan una realidad económica “altamente compleja y cargada de incertidumbre”, para los países de América Latina y el Caribe en el 2023, advierte la Organización Mundial del Trabajo (OIT).

Durante la presentación del informe Panorama Laboral 2022, publicado por la OIT sus economistas  destacan que factores como: la persistencia de la pandemia o la guerra entre Rusia y Ucrania, perspectivas de un crecimiento económico bajo, secuelas de una elevada inflación, limitado espacio fiscal, altos niveles de endeudamiento, no permiten dar buenas expectativas al mercado del trabajo.

”En este escenario económico, el problema laboral más urgente para la región es el de la calidad del empleo y los insuficientes ingresos laborales y totales generados por los trabajadores y sus familias”, expresó la Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Claudia Coenjaerts.

Una de cada dos personas trabaja en la informalidad, lo cual genera inestabilidad laboral, bajos ingresos y sin protección social. Esto hace que tengan entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser más pobres que los trabajadores formales.

Trabajo informal en Nicaragua

En Nicaragua los trabajadores informales representan el 80% de la fuerza laboral  y  ganan 15% menos que los formales. “La brecha entre los salarios y el costo de la canasta básica se ha ensanchado mucho más. Los salarios del trabajador informal no cubren ni la mitad de la canasta básica. Y ahora los alimentos representan el 70% del total de la canasta básica”, detalla el economista Manuel Orozco, en el artículo de opinión “La verdadera economía de Nicaragua está en declive”, publicada en Confidencial.

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Los ingresos reales de personas trabajadoras en la región están siendo afectados por una tasa de inflación regional que se habría ubicado por encima del 8 por ciento en 2022 y que causó una pérdida del poder adquisitivo de los salarios medios y los salarios mínimos, destaca la OIT.

En Nicaragua, los trabajadores informales representan el 80% de la fuerza laboral  y  ganan 15% menos que los formales. Los salarios no cubren ni la mitad de la canasta básica.

La realidad de los trabajadores nicaragüenses es más dramática porque el año pasado la inflación superó el 11 por ciento, detalla el Banco Central de Nicaragua (BCN). En enero de 2023, se sitúa en 10.9 por ciento este indicativo, lo cual no alivia el peso económico que representa acceder a los servicios y alimentos básicos.

“El impacto de la informalidad, sumado al de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, es fundamental para entender por qué debemos estar alertas al ‘fenómeno del trabajador pobre’, es decir de aquellas personas que aún teniendo un empleo, incluso un empleo formal, pueden encontrarse en situación de pobreza”, explicó Roxana Maurizio, economista laboral de la Oficina Regional de la OIT y coordinadora de esta edición del Panorama Laboral. 

En la región los ingresos laborales representan el 80 por ciento de los ingresos de las familias. En Nicaragua, los ingresos laborales no son suficientes para hacerle frente al costo de la vida, por ello, las remesas se han convertido en ese salvavida que sostiene la caída a niveles de pobreza mayores.

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Nicaragua estancada y sin plan estratégico

El economista  Marco Aurelio Peña, advierte que Nicaragua está estancada en la informalidad porque no existe un plan estratégico para ir cambiando esa lógica, pues en las encuestas nacionales es considerada una persona empleada a alguien que está en la informalidad o subempleo.

“Para cambiar la empleabilidad en Nicaragua depende de factores de producción, recursos naturales, trabajos, capital, gestión empresarial, la calidad de la inversión pública, de la afluencia de inversión extranjera directa que genere transformación tecnológica”, explica. 

“Es decir –agrega–  que no estamos hablando que solo llegan zona franca con trabajos en el sector textiles, sino estamos hablando de transferencia de otro tipo de tecnologías por ejemplo que llegara Microsoft, Google; empleos que sean parte de la economía del crecimiento digital. Empleos que demanden técnicos altamente calificados”, detalla Peña.

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Este tipo de inversiones que demanden personal más cualificado, permitiría salarios dignos que alcancen para cubrir al menos los costos de la canasta básica y servicios básicos. Además de frenar la migración y dinamizar la economía.

Asegura que alcanzar ese cambio, no depende de transiciones gubernamentales o presentación de una estrategia. Sino del trabajo en conjunto del gobierno, inversión, organismos internacionales y fondos económicos que permitan capacitar, ejecutar y desarrollar una matriz económica hacia el desarrollo humano y productivo.

Mientras tanto, aconseja trabajar de cerca con productores, crear cooperativas e ir formalizando sus negocios y a la vez estos puedan darle valor agregado a sus productos. Siendo un paso que cambiará la lógica de producción y empleabilidad.

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