La farsa electoral montada por la dictadura de Daniel Ortega, no contó con el amplio apoyo de las bases en los territorios del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Ante el rechazo de la población, la dictadura se vio obligada a utilizar a los trabajadores del Estado para participar como miembros de mesa e integrantes de los equipos de cómputos el día de las votaciones.

Esto incluía una ronda de capacitaciones, visitas casa a casa y asumir el rol de miembros de mesa.
Los partidos aliados a la dictadura que participaron en las elecciones, no contaban con fiscales, por lo que el FSLN se los «facilitó» en algunos Centros de Votación.

Un trabajador del Estado, de quien no diremos el nombre por su seguridad, aseguró a Café con Voz, que semanas antes de la farsa electoral se empezó un «fichaje» de trabajadores de Instituciones Públicas para participar en las votaciones.

El objetivo principal era: defender el voto del FSLN.

¿Cómo fue la selección de trabajadores del Estado para participar en las elecciones?

Semanas antes, las instituciones tenían la misión de enviar a los trabajadores para hablar con las personas que podían pertenecer o simpatizar con el FSLN e indicarles que fueran a votar.

Muchas personas de los territorios rechazaron o declinaron a participar como miembros de Juntas Receptoras de Votos y por eso recurrieron a las instituciones, para que trabajáramos en las mesas.

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Por ejemplo, mi compañero y yo, tres semanas antes de la votación, se nos dijo que debíamos trabajar en un territorio. Nos hicieron llenar una ficha del partido FSLN y al día siguiente nos llamaron que debíamos ir a una capacitación a las seis de la tarde, sin conocer mi función o de lo que iba a trabajar en la Junta. Todos los que estábamos en eso éramos de instituciones del Estado.

En estas elecciones, además del FSLN participaron otros cuatro partidos políticos ¿Qué pasó con los fiscales de esos partidos?

Por lo general, en cada JRV había un fiscal del FSLN con su suplente y otro que representaba a otro partido participante. Sin embargo, era miembro de la militancia sandinista.

A uno de mis compañeros casi lo ponen como fiscal de uno de los partidos zancudos.

En todas las juntas, los miembros eran del mismo partido. Por ejemplo, una fiscal estaba haciendo la función del segundo miembro, cosa que es prohibida. Es decir, se tenía la libertad de no seguir los procedimientos de la Ley

Electoral.

¿Qué pasó una vez concluyeron las votaciones?

Los miembros de las Juntas Receptoras de Votos (Presidente, Primer Miebro, Segundo Miembro) éramos trasladados a Centros de Cómputos con las actas y todo el material electoral.

Ahí en el Centro de Cómputo, el presidente de la Junta dejaba las actas y le dieron un recibo. Fue rápido y habían personas de instituciones. Es decir, en los Centros de Cómputos también estaban los trabajadores de otras instituciones del Estado.

Las capacitaciones a los trabajadores del Estado para participar en las elecciones iniciaron pocas semanas antes.

¿Les dieron algún estipendio por participar en las mesas?

Si, dieron C$400 (Cuatrocientos córdobas) en el Centro de Cómputos y nos hicieron firmar una lista que tenían, pero todos firmaban en cualquier nombre, aunque no correspondiera.

Se nos dio el dinero cuando entregamos las actas y el material electoral.

¿Hubo transporte y alimentación?

Nos llegaron a traer a las cuatro de la mañana en vehículos de las instituciones y también hubo transporte cuando terminamos de trabajar.

Con la alimentación, a las instituciones se les asignó territorios donde debían asegurar la comida para los que trabajamos ese día de parte del partido. El Secretario Político de cada lugar era el encargado de suministrar la comida.

¿Qué dicen los trabajadores del Estado después de las elecciones?

No comentan nada del tema. Sin embargo, algunos celebraron como que ganaron las elecciones justamente, como lo que comentaba que cuando salimos del centro de votación, que era un colegio, hacia los buses, habían ordenado a militantes del partido aplaudirnos cuando salíamos con las actas y material de las votaciones. Gritaban que habían ganado y no habíamos ni salido del centro de votación.

Además, en nuestra Junta Receptora de Votos, comentamos sobre las pocas personas que llegaron a votar y observamos que en todas las juntas fue así. Esto lo comentamos en voz baja y nos facilitó el conteo final.

A mi desde 2018 me han obligado a muchas cosas y ya no aguanto esta presión. Por ejemplo, a mi me obligaron a participar en la marcha del Covid-19 y en las visitas casa a casa para «concientizar» a las personas sobre el virus al inicio de la pandemia.

Yo quisiera salir del país porque no puedo hablar y temo que pueda pasar algo malo a mi y a mi familia. Debo obedecer todo lo que me indican.

Partidos políticos como APRE fueron «auxiliados» por el FSLN que les facilitó fiscales.

¿Cuántas personas llegaron a votar a tu Centro de Votación?

Bueno, en nuestra Junta llegaron 130, más diez que éramos nosotros que trabajamos en la JRV. 20 de esos votos fueron nulos, porque marcaban todas las casillas y escribieron vulgaridades.
Eran muy pocos votos y eso que nos dijeron que unificaron varios centros de votación , es decir eliminaron algunos que estaban cerca.

¿Luego de las elecciones, qué dicen las autoridades de las instituciones?

Todo lo manejan a nivel superior y todo está «normal». Sin embargo, a nivel operativo se comenta sobre las pocas personas que llegaron a votar y que la mayoría de las juntas las completaron con trabajadores del Estado, porque las personas de los barrios no quisieron trabajar en las elecciones con el partido.

¿Cómo era el monitoreo para que los miembros de mesa siguieran las instrucciones?

Los trabajadores del Estado éramos monitoreados por los directores. Debíamos votar y subir una foto con evidencia del voto en el grupo de WhatsApp asignado de la dirección de la institución. Esto era a nivel de todas las instituciones porque el que trabajó en mi junta como segundo miembro, que era de otra institución, se tomó una foto y la mandó a su jefe.

Eran ambos porque nos indicaban el proceso del Consejo Supremo Electoral, pero además, había cosas que nos hablaban de defender el voto del Frente. En la capacitación la mayoría eran personas de instituciones y opinaban como militantes.

Por ejemplo, nos indicaron que si escribían fuera del círculo cualquier cosa o una vulgaridad en la casilla del FSLN, debíamos tomarlo como voto válido.

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