Santo Domingo
La dictadura quiso celebrar su propia fiesta de Santo Domingo y resultó un fracaso
Por Emiliano Chamorro

Unas 500 personas, promovidas y asistidas por la Alcaldía de Managua en poder de la dictadura sandinista, realizaron este sábado una penosa y reducida celebración no oficial dedicada al Santo Patrono de Managua, Santo Domingo de Guzmán.

Con una réplica de la imagen del Santo y custodiados por la policía orteguista, los fanáticos iniciaron su recorrido por la mañana desde las Sierritas de Managua y recorrieron algunos kilómetros hasta disolverse antes de llegar a la iglesia local en Managua.

Acarreados en buses hasta Las Sierritas

La mayoría, unas 200 personas, fueron llevadas en buses desde los diferentes distritos de Managua junto a bandas de músicos contratados por “feligreses“ y a lanzadores de pólvora dizque para amenizar el ambiente tradicional de la alegre bajada de la imagen.

A ellos se les sumaron vendedores ambulantes, curiosos, policías de la dictadura y chavalos de los semáforos que lavan vidrios o hacen malabares.

Desde los medios oficialistas y redes sociales al servicio de la dictadura, llamaron a la población a sumarse y acarrearon a algunas figuras tradicionales como el llamado Cacique Mayor, Oscar Ruiz, y uno que otros promesantes tradicionales que nunca fallan a la otrora fiesta popular.

Sin embargo, con no más de 500 participantes de toda Managua, fracasaron en comparación a las concentraciones anuales superiores a los 50,000 managuas que cada año celebran al Santo.

Custodiados por la Guardia de Ortega

Con el grito de ¡Viva Santo Domingo! los supuestos feligreses acarreados hasta decían “viva el guaro“ y “abajo el coronavirus“.

Contraviniendo todas las medidas sanitarias, los supuestos feligreses también gritaban «sí se pudo» en referencia haber realizado la celebración, pese a la prohibición oficial de la Iglesia católica, que en prevención de la pandemia, tomó la decisión de suspender las fiestas religiosas por primera vez en décadas.

La policía de Ortega acompañó y protegió a los acarreados de la alcaldía de Managua, quienes hicieron el recorrido sin pena ni gloria.

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