Crisis en Peñas Blancas
Crisis en Peñas Blancas

Tras más de cinco días de estar varados a la intemperie, sin alimentos ni agua y en condiciones deplorables, una ola de solidaridad ha generado la suerte de los más de 500 nicaragüenses agolpados en Peñas Blancas, frontera sur de Nicaragua, de donde la dictadura Ortega-Murillo no los deja pasar.

Desde Costa Rica, Nicaragua y Estados Unidos, diferentes personas han aportado un grano de arena para proveerles agua, alimentos, medicinas y otros, por medio de organizaciones de derechos humanos en Costa Rica.

Parte de la ayuda se ha entregado por medio del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca más, con fondos donados por nicaragüenses al programa Café con Voz, 100% Noticias, Nicaragua Actual y otros medios para alimentos, mascarillas, albergue y agua.

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Donación de alimentos y medicina

De igual modo, desde Costa Rica, organizaciones civiles y de derechos humanos han proveído agua, alimentos, mascarillas, medicinas y otros por medio de la policía civil costarricense en la frontera.

Del lado de Nicaragua, la policía sandinista solo actuó para despejar la vía y permitir pasar los furgones, tomar fotos y videos de los nicaragüenses, mientras militares del ejército se han desplegado en la zona para impedir que los nicaragüenses puedan entrar por puntos ciegos a su patria.

La actitud indolente de la dictadura ha generado una ola de repudio en Nicaragua y Costa Rica, ya que la dictadura no los deja pasar mientras no muestren una prueba médica negativa de coronavirus y ha permitido que se aglomeren en la frontera más de 500 personas, sin condiciones ni seguridad en la zona.

Algunos de ellos se han retirado a un albergue temporal en Costa Rica y otros han abandonado la zona fronteriza para ingresar a Nicaragua por puntos ciegos o retornar a Costa Rica.

Centenares de nicaragüenses han dormido durante varios días en la aduana de Peñas Blancas, a unos 140 kilómetros al sur de Managua, en espera de que su Gobierno les permita ingresar libremente a su país.

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Dictadura responde con antimotines

El régimen de Daniel Ortega envió gran cantidad de antimotines para evitar la entrada de los migrantes y despejar la vía para que ingresaran los furgones.

El grupo, inicialmente era de 150 a 200 nicaragüenses, se encontraba varado en Panamá y Costa Rica por distintos motivos. Tras un acuerdo entre las autoridades de los tres países, se les prometió que podrían retornar, pero al llegar a Peñas Blancas quedaron estancados ante la intransigencia de la dictadura.

«Finalizado su trámite se dirigieron como es habitual hacia su país, encontrándose según han manifestado, con un nuevo requisito de ingreso, ya que deben portar un resultado negativo de la prueba COVID-19», indicó la Dirección de Migración costarricense en un comunicado.

Los nicaragüenses que han quedado varados en otros países y en embarcaciones ancladas en aguas internacionales a causa de la pandemia, llegaron a superar los 1.500 en la frontera, según estimaciones de la prensa local.

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Pandemia los dejó sin empleos

Muchos habían salido de Nicaragua para trabajar como empleados de cruceros o se encontraban laborando en Panamá, Guatemala, El Salvador y Costa Rica, pero el coronavirus los dejó sin techo, trabajo ni dinero.

Por eso decidieron volver a su país. Otro grupo, originario de la Costa Caribe nicaragüense, también está varado en Gran Caimán, un territorio británico de ultramar situado al sur de Cuba.

«Llevamos tres días aquí bajo el sol, aguantando sed, hambre y lluvia, y ahora nos dicen que hay orden de no dejarnos entrar a nuestro propio país”, exclamó con desesperación otro joven nicaragüense que se identificó como Denis.

«Los de Migración de Nicaragua nos dijeron que, si queríamos entrar nos tiráramos por un monte donde hay cocodrilos y ladrones”, aseguró otro de sus compañeros. «Tenemos cinco días rodando desde Panamá y ahora nos recetan balas, no nos dan agua”, agregó.

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