«Continúa la crisis de derechos humanos, al igual que la estrategia de las autoridades de reprimir la disidencia” en Nicaragua, denunció el organismo Amnistía Internacional (AI) en su más reciente informe anual sobre la situación de los derechos humanos en 149 países del mundo.
El organismo explicó que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo continúa con la detención y reclusión arbitraria de personas que hacen activismo político, publicaron nuevas leyes contra la disidencia y continuaron sin atender los llamados a proteger a los pueblos indígenas que denuncian la invasión de colonos que se toman sus tierras, los amenazan y propician ataques armados contra las comunidades.
El documento señaló que desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, la dictadura no tomó en cuenta ninguna de las recomendaciones sanitarias de las organizaciones internacionales y obstaculizó el retorno de cientos de nicaragüenses que intentaron regresar al país.
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“Las autoridades promovieron concentraciones multitudinarias en las que no era posible aplicar el distanciamiento físico, y la información oficial sobre la respuesta a la Covid-19 no fue transparente”, indicó el informe.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), en 2020, también expresaron su preocupación por la respuesta del régimen orteguista frente a la pandemia y la falta de transparencia en cuanto a la información oficial de la Covid-19.
El informe explicó que la sociedad civil ha denunciado que el Gobierno “no proporciona suficiente información sobre la pandemia y las políticas públicas de prevención, diagnóstico y contención” y que al menos 31 profesionales de la salud fueron despedidos “después de que hubieran expresado su inquietud por las condiciones laborales, la falta de equipo de protección personal y la respuesta gubernamental a la pandemia”.
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Desde el inicio de la pandemia han muerto en Nicaragua según la dictadura, unas 200 personas, mientras que organismos de médicos independientes estiman que la cifra ha llegado a más de 3 mil fallecidos.