Desde el altar de la iglesia Santa Ágatha en Miami, el padre Marcos Somarriba, sacerdote nicaragüense y una de las voces críticas más resonantes en contra de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, compartió un mensaje contundente durante la homilía de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo: «Ningún Pilato podrá derrotar a Jesús en su lucha por la paz, el amor y la esperanza».
Con un tono cargado de simbolismo bíblico y alusiones al sufrimiento de los pueblos oprimidos, el padre Somarriba vinculó el interrogatorio de Pilato a Jesús en el Evangelio con la realidad actual de Nicaragua.
“Los ‘reyecitos’ modernos, autoproclamados a través de leyes manipuladas, demandan obediencia ciega, pero ningún poder terrenal puede doblegar la verdad y la justicia que emanan del Reino de Dios”, expresó durante su homilía.
El sacerdote enfatizó que Jesús representa un reinado opuesto al de los tiranos, un reino que «no es de este mundo», basado en la justicia, el amor y la verdad.
Contrario a los tiranos que “blanden armas de sufrimiento y muerte”, Jesús es «un rey que reina desde una cruz de madera tosca, ungido no para dominar, sino para entregar su vida en sacrificio».
Somarriba, conocido por su compromiso con los derechos humanos, dirigió palabras directas a los migrantes y exiliados nicaragüenses, muchos de los cuales asisten a sus misas en Miami.
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Críticas a otros sacerdotes en su homilía
“Jesús vino a restaurar, a levantar lo caído y devolver la dignidad a quienes han sido perseguidos, encarcelados y exiliados”, afirmó, aludiendo a las víctimas de la represión en Nicaragua.
La homilía también incluyó una crítica a los líderes religiosos que, según Somarriba, han optado por el silencio frente a las injusticias:
En un llamado final a la comunidad, el padre invitó a los fieles a no perder la esperanza y a seguir trabajando por la justicia y la paz: “Jesús nos enseñó que la verdad nos hará libres. Nadie, ni Pilato ni los Pilatos modernos, podrá contra las puertas del cielo”.
La homilía de Somarriba no solo resonó entre los presentes, sino que también se convirtió en un recordatorio del papel de la fe como resistencia ante la opresión y como fuente de esperanza para quienes buscan justicia en tiempos de persecución.