El sacerdote Marcos Somarriba, de la iglesia Santa Agatha en Miami, centró su homilía del XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario en el Evangelio de Marcos (13:24-32), estableciendo un paralelo entre el sufrimiento de los pueblos oprimidos en tiempos de Jesús y la situación actual en Nicaragua.
Sus palabras resonaron como una denuncia contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a quienes acusó de perseguir a la Iglesia y silenciar las voces críticas.
“Hoy como en Jerusalén, hay autoridades que usurpan el poder, montadas sobre la nación a base de pisoteos y alimañas”, afirmó Somarriba.
Para el sacerdote, la persecución contra obispos, sacerdotes y líderes religiosos en Nicaragua es comparable con la destrucción del Templo en tiempos de Jesús, una acción que calificó como «una intolerancia a la mayor expresión».
La iglesia perseguida y la resistencia del pueblo
Somarriba denunció que la expulsión de pastores y obispos de sus rebaños es una estrategia para desmantelar la Iglesia, la cual consideró “el corazón del pueblo oprimido”.
En su homilía, señaló que “extirpar a los líderes religiosos es intentar destruir el cuerpo de Cristo, pero olvidan que el pueblo es la Iglesia y mientras exista pueblo, habrá fe”.
Con un mensaje de esperanza, el sacerdote recordó que, aunque la opresión parece interminable, “toda noche oscura tiene su amanecer”.
Comparó la promesa de Jesús sobre la llegada del Reino de Dios con la aspiración de los nicaragüenses de vivir en libertad y justicia.
La justicia divina como esperanza
Basándose en el libro de Daniel, Somarriba aseguró que la justicia divina prevalecerá sobre los actos de opresión.
“Dios defenderá siempre a su pueblo, como Miguel, el gran príncipe, que lucha por los justos”, declaró.
El sacerdote instó a los fieles a mantener su fe, destacando que “los que permanecen firmes brillarán como estrellas”.
El mensaje concluyó con un llamado a la resistencia espiritual y social: “Aunque los maquiavélicos tramen su próximo paso, la justicia de Dios no tiene vuelta atrás. Los que sufren bajo la bota del mal pueden encontrar consuelo en saber que la historia divina se mueve hacia la restauración y la redención”.
Un eco para los exiliadosSomarriba también dedicó palabras a los nicaragüenses en el exilio, quienes, según él, viven una doble opresión: la de la distancia y la del desarraigo.
El sacerdote reiteró que las enseñanzas de Jesús animan a los fieles a mantenerse unidos y vigilantes, confiando en que la liberación llegará: “Dios está en el corazón de cada persona que sufre. No olvidemos que quien a Dios tiene, nada le falta”.
Homilía de esperanzas
1. Somarriba comparó la persecución en Nicaragua con la destrucción del Templo, afirmando que “la opresión actual está impregnada de maldad empoderada por una autoridad falsa”.
2. “El pueblo es la Iglesia, y mientras exista pueblo, habrá fe”, señaló, denunciando los intentos de desmantelar la estructura religiosa.
3. “Toda noche oscura tiene su amanecer”, dijo, destacando que la justicia de Dios triunfará sobre la opresión.
4. Somarriba afirmó que los desterrados no están solos y llamó a mantener la esperanza en el regreso a su patria.
5. El sacerdote enfatizó que “los justos brillarán como estrellas” y que Dios actuará en favor de los oprimidos.
La homilía del padre Marcos Somarriba emitió un contundente mensaje de denuncia contra la represión en Nicaragua y un llamado a la esperanza y resistencia.
En un contexto de persecución religiosa, su voz se alzó como un eco de los sufrimientos y aspiraciones del pueblo nicaragüense.