Una reciente operación en Colombia volvió a exponer los oscuros vínculos del régimen sandinista con el lucrativo negocio del tráfico de migrantes, reforzando las acusaciones de que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo son actores clave en estas redes criminales.
En una acción coordinada entre la Policía Nacional de Colombia, la Fiscalía y el Servicio de Seguridad Diplomática de la Embajada de los Estados Unidos (DSS), fueron capturadas cuatro personas vinculadas a una organización transnacional de tráfico de migrantes.
Entre los detenidos figura un ciudadano nicaragüense que enlazaba a los migrantes con el Caribe Sur de Nicaragua, lo que apunta directamente al involucramiento de Nicaragua como un nodo estratégico en este entramado criminal.
Esta red facilitaba el tránsito ilegal de migrantes vietnamitas desde Colombia vía Isla San Andrés, utilizando a Nicaragua como puerta de entrada para su posterior travesía hacia Estados Unidos.
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Complicidad estatal en el negocio del tráfico de migrantes
La investigación revela que los funcionarios colombianos enviaban migrantes a través del Mar Caribe, ingresando masivamente en las narices de la Fuerza Naval del ejército sandinista, haciendo añicos la propaganda de que los militares de Ortega son «un muro de contención».
Nicaragua, bajo el mandato de Ortega-Murillo, se ha convertido en un paraíso para las redes de tráfico de migrantes, un negocio rentable que aprovecha la desesperación de miles de personas que buscan llegar al norte.
El operativo en Colombia expuso un esquema en el que alias «Natasha», funcionaria de la Secretaría de Servicios Públicos y Medio Ambiente de San Andrés, jugaba un rol crucial en la logística de traslado de migrantes asiáticos.
Junto a su pareja, alias «Gordo», un nicaragüense, se encargaban de mover a los migrantes desde la isla de San Andrés hacia Nicaragua.
Esta conexión pone en el centro de las acusaciones a Nicaragua, donde, según los investigadores, los migrantes son recibidos y protegidos por funcionarios estatales con el respaldo de la fuerza naval del ejército sandinista.
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Nicaragua: un eslabón clave en la migración irregular
El régimen de Ortega ha sido señalado en múltiples ocasiones por permitir que redes criminales transnacionales operen con impunidad dentro de su territorio.
Nicaragua, con sus fronteras laxas y una corrupción que permea hasta las más altas esferas del poder, se ha convertido en una parada crucial para aquellos que buscan cruzar clandestinamente hacia Estados Unidos.
Lejos de ser un actor pasivo, el régimen de Ortega ha sido acusado de facilitar y beneficiarse económicamente de este flujo de migrantes, que pagan sumas exorbitantes —entre 2.000 y 2.500 dólares por persona— para continuar su camino hacia el norte.
Estados Unidos no solo ha tomado nota de ello, sino que ha aplicado sanciones a funcionarios de Ortega y aliados suyos en la extensa red de traficantes de personas, incluyendo empresarios de transporte marítimo, aerolíneas, agencias de viaje y operadores de la red de traficantes.
El tráfico de migrantes desde Nicaragua no es un fenómeno reciente. Desde hace años, el régimen de Ortega ha permitido que migrantes de Asia y África transiten por el país en su camino hacia Estados Unidos, aprovechándose de su situación vulnerable.
Mientras el mundo observa, la dictadura sandinista sigue enriqueciéndose a costa de la miseria humana.