La dictadura sandinista de Nicaragua, liderada por Daniel Ortega, junto con el gobierno izquierdista de Honduras, está maniobrando para colocar a Valdrack Jaentschke, un ex agente de la Dirección General de la Seguridad del Estado y espía sandinista, como secretario general del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
Este movimiento ha despertado preocupación entre organizaciones de derechos humanos, círculos diplomáticos y especialistas en seguridad regional, quienes advierten sobre los riesgos de tal nombramiento para la estabilidad democrática y la seguridad de la región.
Según fuentes diplomáticas de Centroamérica, Ortega y Castro han intensificado sus esfuerzos para presionar a los gobiernos del istmo a apoyar a Jaentschke, conocido por su lealtad al régimen sandinista y sus antecedentes en espionaje y represión contra opositores a la dictadura sandinista.
Durante las últimas semanas, tanto la administración de Xiomara Castro como la Cancillería nicaragüense han mantenido contactos con ministros de Relaciones Exteriores centroamericanos, buscando asegurar un consenso en favor del candidato del tirano Ortega.
En estas gestiones se han realizado entrevistas virtuales con tres candidatos propuestos por el régimen nicaragüense: Valdrack Jaentschke, Iris Marina Montenegro Blandón y Violeta Irías Nelson, todos militantes radicales del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
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Resistencia de Costa Rica y República Dominicana
A pesar de la presión ejercida, hasta ahora Costa Rica y República Dominicana han mostrado reservas para alinearse con la estrategia de Ortega y Castro.
Fuentes extraoficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica han señalado su desacuerdo con el nombramiento de Jaentschke, debido a sus antecedentes como agente de seguridad del Estado y su papel en la represión de opositores nicaragüenses y la eliminación de organizaciones no gubernamentales desde 2018.
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha argumentado que su apoyo a Jaentschke forma parte de un esfuerzo por «destrabar» el proceso de elección del nuevo secretario general del SICA y relanzar la integración regional.
Sin embargo, expertos en seguridad regional denuncian que detrás de este llamado al consenso se ocultan motivaciones más preocupantes, relacionadas con el fortalecimiento de una agenda política alineada con regímenes autocráticos como los de China, Rusia e Irán.
Riesgos de colocar a Jaentschke en el SICA
Javier Meléndez, sociólogo nicaragüense y especialista en temas de defensa y seguridad, ha advertido sobre los peligros que supondría para la región el control de Jaentschke sobre la Secretaría General del SICA.
Según Meléndez, un liderazgo sandinista en el SICA podría servir como plataforma para debilitar las instituciones democráticas de Centroamérica y promover políticas autoritarias en la región.
Esto incluye la manipulación de elecciones, la erosión de la independencia judicial y ataques a la prensa libre, emulando tácticas que ya han sido implementadas en Nicaragua bajo el régimen de Ortega.
Además, Meléndez advierte sobre la posible alineación del SICA con potencias extranjeras como China, Rusia e Irán, que tienen intereses estratégicos en la región y claramente opuestos a Estados Unidos, el princial mercado de la región.
Este alineamiento podría resultar en un aumento de la presencia militar y de espionaje en Centroamérica, aprovechando la cobertura de una organización regional debilitada y bajo el control de aliados de estos regímenes.
«Rusia ya ha establecido una masiva presencia en Nicaragua», recordó Meléndez, sugiriendo que esta podría expandirse a otros países centroamericanos si se consolida la influencia nicaragüense en el SICA.
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Implicaciones económicas y estratégicas para el istmo
La posible toma del SICA por parte de un operador político sandinista también podría tener implicaciones económicas significativas.
Meléndez sugiere que China podría utilizar el liderazgo de Jaentschke para expandir su influencia económica y tecnológica en Centroamérica, mediante la oferta de financiamiento y cooperación a cambio de lealtad política.
Esto podría debilitar las relaciones históricas de la región con Estados Unidos y Europa occidental, y llevar a los países occidentales a reconsiderar su apoyo financiero y técnico a los programas del SICA.
Asimismo, el especialista menciona la posibilidad de que el SICA bajo control sandinista facilite la entrada y operaciones de grupos o actores patrocinados por Irán y Venezuela, conocidos por sus actividades desestabilizadoras en otras regiones.
Este escenario plantea un riesgo adicional para la seguridad regional, particularmente en términos de terrorismo y operaciones de insurgencia.
Un lamado a la acción internacional: No a Jaentschke
Ante estos posibles riesgos, Meléndez insta a la comunidad internacional, especialmente a los países centroamericanos que aún no han cedido a las presiones de Ortega y Castro, a mantenerse firmes y coordinar una respuesta conjunta para prevenir la toma del SICA por parte de un aliado del régimen sandinista.
«La posibilidad de que la dictadura Ortega-Murillo tome el control de la Secretaría General del SICA es una amenaza grave para la estabilidad democrática y la seguridad en Centroamérica», concluye Meléndez, enfatizando que la comunidad internacional debe actuar para evitar un mayor deterioro de la gobernabilidad democrática en la región.
Con la reunión extraordinaria programada para el 28 de este mes, el futuro del SICA y su alineación política está en juego, y la comunidad internacional observa de cerca los movimientos de estos actores para determinar los próximos pasos a seguir.