El obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, desterrado de Nicaragua, ganó este 3 de mayo el premio «Libertas 2024», en la categoría internacional, por su compromiso con la paz y los derechos humanos.
Álvarez es el primer centroamericano en recibir el galardón que se entrega una vez al año, en la ciudad de Oviedo, la capital del Principado de Asturias.
La sede otorgó el premio para reconocer la trayectoria de personas y personas españolas e internacionales comprometidas con la lucha de las libertades públicas y las sociedades democráticas.
Este es el segundo premio que recibe de entidades españolas, ya que en el noviembre de 2023 fue galardonado por la Conferencia de de Religiosos y Religiosas de España, Confer 2023.
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¿Asistirá monseñor Álvarez?
La Asociación Para la Participación de la Sociedad Civil de Asturias, Oviedo 2021, entrega desde 2022 el reconocimiento que divide en las categorías de Libertas Oviedo, Libertas Asturias, Libertas España y Libertas Internacional.
En el caso del premio internacional, también ha sido entregado a personalidades políticas como el opositor venezolano, Leopoldo López o la Fundación Internacional para la Libertad, del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa.
La gala de entrega del premio será a cabo el 29 de mayo en el auditorio «Príncipe Felipe» de Oviedo y se desconoce si el obispo de Matagalpa asistirá.
Álvarez, de 57 años, fue desterrado al Vaticano en febrero de éste año tras más de 500 días de detención entre arresto domiciliario y cárcel.
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Los dictadores Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, lo enviaron a la Santa Sede junto a otros 17 religiosos (el también obispo Isidoro Mora, 13 sacerdores y 3 seminaristas).
El obispo de la diócesis de Matagalpa, conocido por ser un crítico inquebrantable del régimen sandinista, fue condenado a 26 años de prisión en febrero de 2022 tras seis meses de desaparición forzosa.
El obispo se negaba a abandonar el país y la cárcel, pagando como precio su libertad.
Desde que salieron del país ninguno de los desterrados ha brindado declaraciones y por el contrario, el silencio se impuso como norma en los líderes religiosos y sacerdotes católicos de Nicaragua.