Por Café con Voz
Fátima Vivas aún no puede controlar el llanto por la memoria de su hijo Faber López, asesinado el 8 de julio de 2018 durante la sangrienta jornada de represión de policías y paramilitares contra las protestas sociales en Carazo.
Ese día el muchacho de 23 años murió a balazos y según su madre, los autores fueron los mismos compañeros de arma, en represalia porque el agente había pedido su baja de la institución días antes.
Ahora ella vuelve a llorar de rabia e indignación después al enterarse que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, familia a la que sirve como guardia pretoriana, van a bautizar una estación policial en Carazo con el nombre de su hijo.
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Asesinado por segunda vez
“Es como que la policía me lo está volviendo a matar con esta decisión“, dijo Fátima Vivas desde el exilio, al enterarse del cínico anuncio policial realizado por Rosario Murillo el pasado 13 de julio.
Furiosa, ella reclama a Murillo por jugar con el dolor de los centenares de familia de nicaragüenses que perdieron un ser querido por los disparos y torturas de la Policía sandinista, paramilitares y militares del ejército.
“Nuevas unidades de Policía… en La Conquista, Carazo, el 24 de julio también una unidad de seguridad ciudadana que lleva el nombre del inspector Fáber Antonio López Vivas, asesinado, ya sabemos por quienes, el 8 de julio del año 2018”, anunció en sus largas, solitarias y aburridas letanías Murillo.
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Agente estaba amenazado por sus propios compañeros de armas
Vivas denunció al enterarse del crimen contra su hijo en 2018, que este pensaba retirarse de la policía en rechazo a las masacres que estaban ejecutando en todo el país contra los protestantes.
Ella denunció que días antes de su muerte, el joven había elaborado y entregado su carta pidiendo la baja de la institución que ha sido sancionada por Estados Unidos por violaciones de derechos humanos en Nicaragua.
El agente tenía 23 años y había enviados mensajes de voz a su madre anunciando su decisión y el repudio que se ganó en las filas de policías, quienes según ello, lo consideraron un traidor por querer abandonar la institución justo cuando ellos estaban masacrando al pueblo de Nicaragua.
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Duro mensaje a Murillo
Al joven lo estaban presionando para que su madre abandonara el apoyo en redes sociales a las protestas, ya que ella había subido una foto con el líder campesino Medardo Mairena en San Pedro de Lóvago y en sus mensajes a su madre, le mandaba todas las amenazas que ambos estaban recibiendo de los policías y otros fanáticos de la dictadura.
“Yo nunca voy a callar la verdad, a mí hijo lo asesinaron los mismos policías que me amenazaban, y eso es algo que no me pueden comprar, ni jamás voy a traicionar su memoria. Mi hijo no era un asesino como la policía quería que fuera, porque los mandaban a matar y eso es algo que él me confirmó,pero él se negó porque su misión no era joder al pueblo, era ayudar al pueblo, y por eso se negó a matar y por eso me lo mataron“, denuncia ella.
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Ella lanzó un reto público a Murillo ante este caso: “Si quiere jugar a bautizar crímenes, que los bautice con los nombres de sus hijos, que les ponga Laureano, Camilia, Juan Carlos a esos centros de torturas, porque no son estaciones de policías, son centros de terror, centros de narcotráfico, de crímenes porque eso es lo que representa ella, su familia y su policía servil“, dijo Fátima.
“Si quieren recordar a alguien heroico, que recuerden a Zoilamérica, su hija, sobreviviente y víctima de la violencia sexual y física del criminal de Daniel Ortega, del enfermo ese y de la maldita mujer que sos, Rosario Murillo, vas a pasar a la historia como lo que sos: una cínica, asesina, frustrada y sicópata“, dijo entre llanto y furia Fátima.