La abogada e investigadora Martha Patricia Molina, acudió este lunes a la embajada de la dictadura de Nicaragua en Washington y a la sede de la OEA, para entregar copias de su informe: “Nicaragua, ¿una Iglesia Perseguida?”, en el que sistematiza las agresiones a la libertad religiosa en el país centroamericano con base en monitoreos.
Según Molina, solicitó al funcionario que la atendió en la embajada nicaragüense que se enviara una copia a la pareja de dictadores, Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Hoy Muriel Sáenz y yo nos presentamos a la embajada de Nicaragua en Washington, para entregar dos ejemplares de mi estudio “Nicaragua: ¿una iglesia perseguida?”. Le rogué al funcionario de la embajada que entregara al titular de esta una copia y que la otra fuera enviada a la pareja Ortega-Murillo en Nicaragua”, señaló Molina en sus redes sociales.
En un video que Molina difundió en sus redes sociales, se observa a un funcionario de la embajada de la dictadura leyendo por varios segundos la portada del informe.
“Aquí lo que se está poniendo es una recepción”, dijo el funcionario según se aprecia en el video.
OEA recibe informes de agresiones a la Iglesia Católica
Luego de ser atendida en la embajada nicaragüense, se dirigió a la sede de la Organización de Estados Americanos, OEA, donde se reunió con algunos funcionarios.
“Posteriormente fuimos a la OEA y nos reunimos con unos funcionarios y también hicimos entrega formal de ejemplares del estudio. Que el mundo sepa la persecución que vive la iglesia católica de Nicaragua”, dijo Molina.
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El informe, Molina señala que entre 2018 y agosto de 2023 se registraron 667 agresiones contra la Iglesia Católica en Nicaragua. Del total de agresiones a esa fecha, 39 fueron por el cierre de organizaciones sin fines de lucro y medios de comunicación.
En 2023, el informe registró que 76 religiosas y seis religiosos han sido expulsados. El 9 de febrero de 2023 fueron desterrados ocho religiosos hacia Estados Unidos. A 23 religiosos y siete religiosas se les ha prohibido la entrada al país y más de 30 sacerdotes se han exiliado porque la vida de ellos estaba en peligro en Nicaragua.