El Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, llamó a los nicaragüenses a no caer en la desesperanza ante el aparente triunfo de los malignos y también a no ilusionarse con sociedades libres de imperfecciones humanas.
En su homilía sobre la Parábola del Trigo y la Cizaña, Báez aseguró que tanto el bien como el mal nacen en el mismo terreno.
“En nuestra sociedad, los poderosos actúan en modo irracional, injusto y malvado; al mismo tiempo, en nuestra misma sociedad hay quienes sueñan y luchan en favor de la justicia, del bien, de la libertad y de la paz. El trigo y la cizaña crecen juntos”, dijo Báez.
El jerarca añadió que en los mismos grupos que luchan por un cambio social hay personas transparentes y dialogantes, pero las hay también egoístas y arrogantes.
“La parábola del trigo y la cizaña es una magnífica lección de optimismo y realismo. No debemos caer en la desesperanza ante el aparente triunfo de los injustos, ni dejar de luchar en favor del bien y la verdad a pesar de tantos intentos fallidos. Tampoco debemos ilusionarnos con sociedades destiladas, libres de imperfecciones humanas, maldades o impurezas ideológicas. El trigo crece junto con la cizaña”, señaló.
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El religioso llamó a aprender a tolerar lo distinto, lo imperfecto, lo negativo, “y no significa de ningún modo ignorar la diferencia radical que hay entre el trigo y la cizaña, entre el bien y el mal, entre el justo y el injusto”.
“La parábola de hoy no es una invitación a la pasividad y a la indiferencia, ni un elogio a la impunidad y a la injusticia. Como discípulos de Jesús estamos llamado a ver la vida con lucidez, llamar las cosas por su nombre, denunciar el mal y luchar por la verdad y la justicia. Lo que no podemos es ser intolerantes, dejarnos cegar por las emociones, emitir juicios temerarios o actuar con precipitación irresponsable”, refirió.
Se debe aceptar los errores
El religioso carmelita también exhortó a los creyentes a reconocer que no todo es blanco y negro.
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“Lo positivo y lo negativo, el bien y el mal, la mentira y la verdad, la justicia y la injusticia se entremezclan en la historia”, añadió.
“Debemos aprender a aceptar nuestras debilidades y a tolerar nuestras frustraciones. Deberíamos más bien desarrollar una especie de veneración optimista ante nuestros valores y cualidades, cuidando las semillas de vida, de generosidad, de belleza, de ansias de justicia que Dios ha sembrado en nosotros. Si hacemos que emerjan con toda su fuerza, veremos que la cizaña disminuye”, refirió.