El borrador de la resolución que discutiría la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) este viernes, borra la palabra condena en contra del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La resolución si bien no asumió los términos propuesto en el borrador la delegación del presidente brasileño, Lula Da Silva, se limita a reiterar las solicitudes al régimen para que respete los derechos humanos y le recomienda cumplir con sus obligaciones.

La resolución insta a cesar todas las violaciones a los derechos humanos, dejar sin efecto la privación de nacionalidad a disidentes y solicitar a los países miembros hacer todo lo posible para iniciar un diálogo con la dictadura al más alto nivel.

Paula María Bertol, exrepresentante de Argentina en la OEA, señala que en el marco de la LIII Asamblea General del organismo, el panorama ha cambiado, por lo que duda si se logrará unanimidad en la resolución sobre Nicaragua.

“Ha habido muchos cambios en las sillas y las ideologías y esto cambia el panorama de quienes apoyan a Nicaragua. Seguramente se está volviendo a vivir la preocupación de reunir los votos necesarios para aprobar una resolución”, dijo Bertol a Café con Voz.

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Sin embargo, aunque a su criterio la resolución cuenta con un lenguaje “suave”, expresa que si se logra la unanimidad tendría más impacto que teniendo un lenguaje con tonos más elevados.

“El llamamiento a revisar lo que está sucediendo en Nicaragua juega a favor del pueblo de Nicaragua. Entiendo que cada vez la resolución sea cada vez más débil, pero lo que se busca es que todos participen y que se diga que hubo unanimidad para condenar al régimen”, detalló.

Brasil retrocede

El exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, aseguró que el presidente brasileño, Luis Inacio Lula Da Silva “retrocedió” en su anteproyecto de resolución que buscaba reducir aun más el tono de condena y convertirla en un documento ambiguo.

John Feleey, ex subsecretario de Estado de Estados Unidos consideró que Brasil juega un rol fundamental en las negociaciones y no descarta que el gobierno de Lula pudo haber buscado mayor consenso, aunque desaprueba el cambio en la resolución.

“El papel de Brasil es fundamental, hasta el mismo Secretario Luis Almagro lo reconoció. El hecho de que Brasil suavice el lenguaje para la resolución puede ser una táctica de ajedrez para llegar a un consenso. No apruebo la resolución, pero también reconozco que la diplomacia multilateral es un juego”, dijo Feeley.

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¿Deslegitimar a la dictadura?

El anteproyecto de resolución no contempla una deslegitimación de la dictadura sandinista. Sin embargo, Feeley considera que hacerlo no crearía ningún impacto.

“Más allá de la deslegitimación, que es un juego de salón, es la aplicación de políticas, como la no reelección de Dante Mossi en el BCIE como producto de una campaña. Eso fue algo muy positivo para quitar un flujo de recursos. Esas acciones son más importantes que legitimar a un país”, dijo.

“Sacar una resolución que condene las violaciones sistemáticas es positivo. Si se logra consenso en la OEA en que la democracia no existe y que todos los países puedan ponerse de acuerdo en que el régimen debe cambiar su rumbo, por más descafeinado que sea, tiene cierto valor”, añadió.

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