Voz de América
Cuatro países de Latinoamérica obtuvieron más del 20 % de su PIB de remesas en 2022: Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala. Las remesas en Honduras representaron el 28,8 % del PIB, mientras que en El Salvador representaron el 26,7 %, lo que los convierte en los países de la región con el mayor porcentaje de remesas frente al Producto Interno Bruto (PIB), según un informe de Diálogo Interamericano.
Manuel Orozco, director del Programa de Migración de Diálogo Interamericano y autor del estudio, explicó si en un país la actividad económica de un rubro en particular —remesas, por ejemplo— representa más del 5 % de su ingreso nacional, crea una relación de dependencia.
Un cambio «puede afectar el funcionamiento del entorno nacional».
Una variación en los ingresos de remesas, como ocurrió en el año de la pandemia, “puede poner en condición de vulnerabilidad la economía de esas naciones», agregó Orozco.
La cantidad de hogares en la región que tienen al menos un familiar en el exterior asciende a más del 30 %, añadió Orozco, y quienes se van quedando son personas “con menor capacidad laboral competitiva en los mercados externos”.
“Esto implica que en el largo plazo, el ritmo de las remesas puede desacelerarse, y ante la ausencia de estrategias de apalancamiento del ahorro que generan las remesas, la economía crecerá menos y eventualmente se puede llegar a estancar. Esta situación no va a ocurrir en 2023, pero puede resultar así en cinco años o más”, concluyó.
No es un problema si la mayoría de los países de Centroamérica son o no dependientes de remesas, sino que el problema está en el “modelo económico” de estas naciones que «no buscan la diversificación», explicó. El sector privado y el Estado en estos países no están generando estrategias y políticas de apalancamiento —mecanismos para ahorro externo, agregó.
“La poca diversidad económica de un país va en relación inversa con el progreso social. En el caso de las remesas, estas generan una solución ante la ausencia de opciones de vida económica mas viables», agregó.
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Las remesas aumentan el ingreso disponible y la capacidad de ahorro. «Ese aumento en ingreso aumenta la demanda de consumo así como también de inversión», señaló.
En El Salvador las remesas no se ven reflejadas en el PIB como parte de una cuenta específica, explicó a la Voz de América el economista Rafael Lemus.
“La contabilidad nacional del PIB se estima por tres métodos: ingresos, demanda y oferta. Si uno ve el lado del gasto, lo que consumen los privados gracias a remesas, eso se refleja en el PIB. Por el lado de los ingresos, igual, los hogares reportan más ingresos que permiten el consumo”, señaló.
En principio, agregó, es bueno que los países tengan más ingresos producto de las remesas. El problema, añadió, es que se paga un precio, y ese precio es la emigración.
“Todo lo que se experimenta de riesgos en transitar a un determinado país de forma ilegal es un problema. Lo otro es lo que se deja: una familia desintegrada, niños al cuido de abuelos, tíos, etcétera, y después vienen los problemas sociales como baja educación, problemas de integración familiar derivados de la migración”, señaló.
El caso de Nicaragua
La migración desde Nicaragua ha aumentado en los últimos años, con mayor énfasis en 2021 y 2022. Miles de nicaragüenses salieron de su país tras la crisis sociopolítica que comenzó desde 2018. Expertos estiman que medio millón ha emigrado de la nación que tiene una población estimada de 6,8 millones de habitantes.
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Pero lo llamativo es el elevado crecimiento en remesas que ha tenido desde entonces. Según cifras de 2022, Nicaragua recibió 3.224,9 millones de dólares en remesas el año pasado, el doble que en 2021, y que representa más del 21 % de su PIB.
«El 10 % de los nicaragüenses han huido en un lapso de cuatro años. La intención de migrar en estos países está impulsada por el miedo, la represión, el encarcelamiento y la exclusión económica. Estos países han visto conveniente expulsar a las personas como una forma de reducir las presiones de la sociedad y recibir remesas en su lugar: la fuerza laboral nicaragüense no ha aumentado desde 2017, mientras que las remesas aumentaron del 12 % al 21 % del ingreso nacional, y el 14 % de los ingresos fiscales», concluyó Diálogo Interamericano en un informe.