Voces en Libertad

Managua, 20 de abril de 2023. La propaganda sandinista gasta recursos del Estado en redes sociales y medios de comunicación para pregonar un país “en victorias”, un gobierno “vencedor” y un liderazgo “sólido y confiable” que rigen un país en “bonanza” y “alegría”.

“No pudieron, ni podrán”, repiten a diario a modo de discurso vencedor, pero basta una revisión de los hechos actuales, los sucesos recientes y las expectativas a mediano plazo para detectar que detrás del discurso disfrazado de victoria hay mucho de derrota.

El régimen ya no se ufana de ser considerado el país más seguro de Centroamérica, ni el que más turistas atrae, ni el que mejor clima de inversión ofrece ni de ser la tierra prometida para millones de nicaragüenses pobres que vienen escuchando ese discurso, sin resultados, desde hace 16 años.

Exilio, pobreza, inseguridad, represión, migración, amenazas políticas, futuro incierto, polarización, falta de oportunidades, estado policial, crisis política y profundo malestar social por acciones contra líderes religiosos, empresarios, donantes y cuerpo diplomático son el pan nuestro de cada día en Nicaragua.

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De la crisis no se escapan ni los mismos sandinistas y mucho menos los gobernantes, que han visto mermadas sus opciones de alianzas, cooperación y solidaridad ante la ola de abusos y desmanes cometidos desde 2018.

Estas son algunas de las situaciones que ocurren en Nicaragua desde 2018:

  1. Duelo y dolor. La represión y violencia contra manifestantes pacíficos durante las protestas de 2018 dejaron al menos 355 personas muertas y más de 2,000 heridas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
  2. Cárcel y torturas. Detenciones arbitrarias y torturas a más de 2,000 opositores políticos, incluyendo líderes de la oposición, periodistas, religiosos, activistas de derechos humanos, campesinos y estudiantes.
  3. Injusticia y condenas. El poder judicial ha sido usado para procesar y condenar a más de 400 opositores y disidentes políticos, en lo que algunos llaman juicios políticos sin garantías.
  4. Censura y bozal. Restricciones a la libertad de prensa y expresión, incluyendo la censura de medios independientes y la confiscación de equipos de periodistas, que han dejado más de 50 medios cerrados, más de 15 confiscados y al menos 185 periodistas exiliados.
  5. Noticias falsas y propaganda. El régimen gasta millones del presupuesto público destinados a los medios de comunicación oficialistas y propagandistas rusos, estadounidenses, cubanos, chinos y venezolanos para promover una imagen positiva del gobierno y difundir propaganda, lo cual ha llevado a las grandes redes sociales a anular granjas y cuentas de troles sandinistas.
  6. Fraudes electorales y deslegitimad. Manipulación de elecciones y falta de transparencia en el proceso electoral, han llevado a Estados Unidos, Unión Europea y otros foros a desconocer resultados, autoridades y procesos electorales en Nicaragua.
  7. Corrupción galopante. El aumento de la corrupción y nepotismo en el gobierno, ha generado acusaciones de enriquecimiento ilícito por parte de la familia Ortega-Murillo. En 2018 el país ocupaba el puesto 151 entre 180 países en el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional, pero se hundió al puesto 167 en 2023, siendo junto a Venezuela, los gobiernos más corruptos de América Latina.
  8. Sanciones y falta de credibilidad. La falta de independencia del poder judicial y la manipulación de los procesos legislativos, ha llevado a países y organizaciones a sancionar por completo al sistema completo de justicia en Nicaragua: Policía Nacional, Corte Suprema de Justicia, Ministerio Público.
  9. Pobreza y miseria. La corrupción y falta de inversión en infraestructura y servicios públicos, ha llevado a Nicaragua a una crisis económica y un aumento en la pobreza. En 2018, la pobreza del país se estimaba en 27 por ciento, y aunque el gobierno dice que ha reducido la brecha, el Plan Estatal de Lucha contra la pobreza 2022-2026 del régimen, señala que la pobreza general es del 24.6 por ciento con una pobreza extrema del 17%, lo cual indica que la reducción de la pobreza ha sido mínima y basada más en las remesas de los migrantes que por las políticas económicas.
  10. Delincuencia e inseguridad. La falta de acción para abordar la violencia y la delincuencia en el país, ha llevado a altos índices de criminalidad y una sensación de inseguridad entre la población. Desde el 2018 a la fecha, organizaciones de derechos humanos estiman en más de 30,000 los reos comunes que el régimen ha liberado de las cárceles para engrosar su lista de seguidores, votantes y hasta policías.
  11. División familiar, exilio y migración. Un 38 por ciento de familias nicaragüenses ha sufrido la división de su núcleo por el exilio o la migración por pobreza en Nicaragua entre 2018 y 2023, según datos de organizaciones de migrantes. Uno de los especialistas, Manuel Orozco, estima en más de 500,000 los migrantes nicas entre 2020 y 2022, siendo este último año el de mayor población migrante: 328.443 nicaragüenses. La población migrante incluso ha debilitado la base social del mismo partido de gobierno, razón por la cual, ahora han aumentado control migratorio sobre sus cuadros intermedios y sus familias.
  12. Aislamiento internacional y recorte de la cooperación. Desde 2018 la mayoría de países democráticos del mundo ha sancionado y denunciado los abusos de derechos humanos del régimen sandinista, que no ha podido demostrar ni convencer su historia de ser “víctimas de un golpe de estado fallido”, argumento usado oficialmente para justificar la masacre de 2018. A raíz de ello, Nicaragua ha salido de la OEA, ha roto relaciones con varios países, ha perdido cooperación externa, ha retirado embajadores propios y expulsado a otros, a la vez que estrecha lazos con “países tóxicos” como Irán, China, Rusia, Cuba, Venezuela y uno que otro estado lejano, corrupto y violento como el régimen sandinista.
  13. Cerco internacional y amenaza futura de cárcel y juicios internacionales por crímenes de lesa humanidad. Investigaciones de Naciones Unidas, OEA, Estados Unidos y otros países y foros, indican evidencia creíble y documentada de crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la dictadura sandinista, por órdenes directas de Daniel Ortega, Rosario Murillo, mandos policiales, militares, magistrados, diputados, fiscales, jueces y parientes del círculo familiar y político del FSLN.
  14. Inseguridad jurídica y confiscaciones. La anulación sin justificación de más de 3,000 organizaciones de la sociedad civil, la confiscación, robo y saqueo de cientos de propiedades privadas, cuentas y bienes de terceros han aumentado la inseguridad jurídica tanto a la sociedad en general como a las empresas, inversionistas y empresarios que temen, en cualquier momento, ser víctimas del sistema de justicia corrupto y arbitrario de los Ortega-Murillo.
  15. Rechazo internacional por ataques religiosos. En su guerra contra todos los sectores que rechazan la deriva autoritaria de la dictadura Ortega-Murillo, este ha entrado en ataques directos y brutales contra la iglesia Católica y sus representantes, a quienes ha perseguido, denigrado, agredido, apresado y confiscado sus bienes. Tal inquina y odio sandinista, ha llevado a las congregaciones católicas de todo el mundo a rechazar y condenar a la pareja dictatorial de Nicaragua, llegando al grado de ser considerados a estas alturas, por sus acciones, excomulgados de facto de la religión católica.

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