Los educadores venezolanos recibieron en las últimas horas una bonificación especial equivalente a poco menos de 30 dólares del gobierno de Nicolás Maduro, en una medida contra lo que el chavismo llama una “guerra económica” de presuntos agentes extranjeros e internos contra su modelo político.
El oficialismo anunció el domingo pasado el depósito de 580 bolívares a los integrantes de las nóminas del sector educación mediante una plataforma de bonos denominada Patria. El monto es igual a 29,5 dólares según la tasa oficial de cambio del lunes de 19,66 bolívares por dólar estadounidense.
La asignación monetaria a decenas de miles de maestros, empleados y obreros de los diferentes niveles educativos dependientes del poder ejecutivo nacional ocurre en medio de una ola de protestas de ese gremio en los principales estados de Venezuela.
El lunes, un día después de la conmemoración nacional del Día del Educador, proliferaron las críticas de los educadores a la bonificación.
“No quiero bono, no quiero CLAP (una caja de alimentos subsidiados por el gobierno venezolano), yo lo que quiero es un sueldo digno ya”, se escuchó repetir a los manifestantes en regiones como Caracas, Bolívar y Zulia.
Los docentes, obreros, empleados y trabajadores administrativos del sector educativo venezolano demandan que el Estado homologue sus sueldos hasta una cifra que les permita costear, por lo menos, la canasta básica alimentaria.
El gobierno madurista determinó en marzo de 2022 que los salarios de los maestros adscritos a sus nóminas fueran entonces de entre 89 y 106 dólares, si bien serían pagados en bolívares a la tasa oficial de cambio. Esas remuneraciones, sin embargo, se depreciaron desde entonces hasta superar a duras penas los 20 dólares al mes para esos docentes.
Ayuda insuficiente
El salario al que aspira el gremio educativo hoy ronda los 474 dólares, lo que cuesta alimentar a una familia de cinco miembros, de acuerdo con una investigación publicada en noviembre por un organismo dependiente de la Federación Venezolana de Maestros.
Como colofón, ocurre que el costo de la canasta básica alimentaria se incrementa en algunas ciudades como Maracaibo, en el occidente del país, cerca de Colombia. Alimentar a una familia allí costó en diciembre como promedio 8.876 bolívares, es decir, 514 dólares.
El bono depositado desde el domingo a los educadores equivale al 6,5 % del costo de la canasta básica alimentaria familiar en la capital del estado más poblado de Venezuela, Zulia, subraya el economista y docente universitario Gustavo Machado.
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“Nos da una idea del extenso camino por recorrer para lograr que los agentes económicos en nuestro país cuenten con ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades, siendo en primera instancia necesario alcanzar un elevado nivel de consenso social para maximizar las posibilidades de avanzar por la ruta más adecuada”, comentó a la Voz de América.
El reciente depósito en las cuentas de los docentes y empleados del gremio educativo se concreta luego de un año en el que Venezuela registró la peor inflación de América y una de las más notorias en todo el mundo, de 305,7 %, de acuerdo con los registros del opositor Observatorio Venezolano de Finanzas, a falta de cifras recientes del Banco Central.
¿Cuánto cuesta la comida?
El lunes, un cartón de 30 huevos costaba 6,1 dólares, un precio similar al kilo de carne de res de primera. Apenas 200 gramos de pechuga de pavo rebanada costaban 4,3 dólares en un supermercado de Maracaibo, mientras un litro de aceite reflejaba un precio de 5,69 dólares.
Un kilo de pasta costaba 2,3 dólares a inicios de semana y era necesario invertir entre 1,3 y 1,5 dólares por la misma cantidad de un arroz blanco y una harina de maíz. Un kilo de pollo entero costaba cerca de 4 dólares por kilo, al mismo tiempo que 900 gramos de mayonesa tenía un precio marcado en un mercado del norte marabino de 9,5 dólares.
El queso blanco es uno de los productos más caros. Un solo kilogramo de su versión mozzarella premium costaba 9,6 dólares y el semiduro estaba disponible por 10 dólares.
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Con esos precios, según la tasa de cambio de 19,66 bolívares, un docente invertiría su bono de 29,5 dólares en tan solo un kilo de carne, otro de pollo entero, uno más de pasta, harina y arroz, 500 gramos de queso y un poco de jamón rebanado.
“Este bono representa una burla, el desprecio que tiene el gobierno de Venezuela a la educación. Es un absurdo”, expresó a la VOA la profesora de la Universidad del Zulia, Molly González, quien hasta inicios de año era la líder de su gremio en esa institución.
Disponer de poco menos de 30 dólares en un mercado o panadería de Venezuela “no representa absolutamente nada” en beneficio de las alacenas de los docentes, opina. “¿Qué puedes comprar tú con 20 dólares en una Venezuela dolarizada totalmente?”, cuestionó González. Una familia de 4 miembros no puede resolver su problema alimentario con 20 dólares”, aseguró.
Tanto la bonificación especial de las últimas horas como las protestas constantes de los docentes venezolanos ocurren en momentos en los cuales el poder ejecutivo de Maduro ha anticipado que anunciará en breve medidas económicas relevantes.
Los expertos independientes han interpretado esa previsión gubernamental, hecha por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, como la antesala a un nuevo aumento del salario mínimo en Venezuela, que hoy apenas ronda los 6,6 dólares por mes o 130 bolívares.
Como lo apunta Carmen Teresa Márquez, presidenta electa de la Federación Venezolana de Maestros, los profesores de todos los niveles educativos esperarán tales decisiones en la calle, exigiendo pacíficamente la asignación mensual de un sueldo “digno”.