Los creyentes niegan a Dios cuando irrespetan la dignidad humana o son insensibles ante el dolor de quien sufre, señaló el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez, en su homilía de Navidad desde la Iglesia Santa Agatha, en Miami.
“Desde que Dios se hizo hombre, todo lo humano se ha vuelto sagrado y divino. Cuando irrespetamos la dignidad humana, cuando somos insensibles al dolor de quien sufre, cuando hacemos llorar y sufrir a los demás, ofendemos y negamos a Dios”, señaló.
Báez se refirió a los secuestrados políticos y a la crueldad del régimen nicaragüense al privar de libertad a personas inocentes.
“Por eso, es algo absurdo e inhumano la violencia de la guerra, el despotismo político, la indiferencia ante el dolor humano, la explotación de los más débiles y la crueldad que multiplica a las víctimas”, señaló.
Báez refirió que son hermanos los pecadores que condenamos, las personas que no soportamos, los adversarios políticos que piensan distinto a nosotros, las personas débiles a quienes quisiéramos excluir, los ancianos que consideramos inútiles, los emigrantes que nos estorban.
Leer además: Ortega le dijo que no a Petro a su solicitud de liberar a secuestrados políticos
“Todos somos hermanos, porque Dios nació y vino para todos. Aprendamos a querernos y a cuidarnos. Aprendamos el nuevo idioma que brota del nacimiento del Niño Dios en Belén. Aprendamos a decir: “te quiero”, “lo siento”, “gracias”, “¿te puedo ayudar en algo?”, dijo el jerarca.
Dios nació en el silencio
El Obispo carmelita refirió que la Palabra eterna de Dios nació silenciosa en el pesebre de Belén. Ha nacido en silencio, sin hacer mucho ruido, porque la Palabra de Dios es humilde, respeta nuestra libertad, no nos hace violencia, no se impone.
“La Palabra eterna nació como un niño que no sabe hablar para enseñarnos que cuando Dios parece estar callado es que nos está hablando de otra manera. Nació llenando de luz la noche para que no nos desanimemos ante las dificultades y los fracasos”, afirmó.