La guardia sandinista prohibió al sacerdote Aníbal Manzanares, salir de la parroquia de San José a realizar procesiones en el municipio de Terrabona, departamento de Matagalpa, según denunció el religioso en sus redes sociales.
«Mis buenos amigos y hermanos, solamente notificarles que la Policía esta mañana me ha notificado que no tengo permiso para salir, no puedo salir a las calles, a procesiones, a actividades fuera del templo parroquial, así que creo que me están vigilando», dijo Manzanares.
La comunidad eclesiástica de Terrabona pertenece a la Diócesis de Matagalpa cuyo obispo, Rolando Álvarez, cumple hoy ocho días de estar secuestrado por la Policía Sandinista que lo acusa de intentar organizar «grupos violentos».
La denuncia de Manzanares, asesor de la pastoral juvenil de Matagalpa, se hizo pública ocho días después de que el mismo sacerdote llamó a los católicos de Nicaragua, en especial a los jóvenes, a unirse en oración por las «persecuciones y todas esas cosas» que sufre la Iglesia.
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«Si oramos vamos a vencer las fuerzas del enemigo, porque esto no es una lucha corporal, no es una lucha humana, es una lucha espiritual, contra espíritus malignos, contra la fuerza de la oscuridad, porque el diablo está aleteando», afirmó Manzanares, en la cuenta en Facebook de la Parroquia San José.
«Les pido a ustedes siempre sus oraciones, y les pido, por favor jóvenes, en sus pastorales, que seamos críticos ante esta situación que vivimos, dolorosa, donde la fe y la Iglesia siempre nos ha pedido callejear, ustedes saben que a mí no me dejan salir y es como que me estén matando», insistió el sacerdote.
Este jueves, Monseñor Rolando Álvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, reapareció este jueves, cumpliendo ocho días desde que la Guardia Sandinista decidió retenerlo en la Curia Episcopal de Matagalpa.
A través de su acostumbrado programa “Pastoreo, Comunión y Oración”, Álvarez aseguró que se encuentra bien de salud, junto a otras once personas que también permanecen arbitrariamente retenidas por la Policía, incluyendo a seis sacerdotes.
La dictadura emprendió una escalada represiva contra la Iglesia Católica el pasado 1 de agosto, al cancelar al menos siete emisoras de radio católicas y mantener bajo secuestro al sacerdote Uriel Vallejos, párroco de Sébaco y posteriormente retener al Obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez.