El obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio José Báez, dijo en su homilía de este domingo, que vivimos en un mundo donde domina la injusticia, la violencia y la maldad, en el cual también desgraciadamente sigue habiendo verdugos y víctimas.
“Nosotros mismos nos damos cuenta de que, cuando recibimos una ofensa o somos agredidos, brota en nosotros espontáneamente el rencor y el resentimiento y, en el peor de los casos, los deseos de venganza” expresó Báez.
También, reflexionó que cuando las personas se dejan llevar por sentimientos de venganza, y no deciden perdonar, permiten que el mal siga aumentando con su “espiral diabólica destruyendo personas, familias, sociedades enteras. Mientras no se pone un freno, un dique al mal, el mal sigue haciendo estragos”.
Erradicar el odio y la violencia
El obispo, recordó que Dios desea eliminar el odio y la violencia en el mundo. Sin embargo, no está pidiendo que sientan cariño o simpatía hacia quien le ha dañado.
Café con Voz:Dictadura envía a arresto domiciliario a tres secuestrados políticos
“Jesús lo que nos pide es no hacer el mal a quien nos ha hecho el mal y no alimentar el odio y el deseo de venganza cuando nos sentimos heridos, maltratados o humillados”, precisó.
Además, agregó que Jesús pide estar dispuestos a hacer el bien a quien los ha dañado e incluso rezar por ellos.
“Jesús nos propone no darle fuerza al mal. Cuando respondemos al mal con el mal y a la violencia con la violencia, el mal y la violencia aumentan, se vuelven más fuertes. No hay que darle fuerza al ma”, aseguró.
«El violento es débil, ensombrece el presente y destruye el futuro; quien no se deja vencer por la violencia es fuerte, se hace dueño del presente y es capaz de construir el futuro», añadió el religioso.
Perdonar no es renunciar a su derecho de justicia
Al mismo tiempo, Báez recalcó que solo erradicando el odio y la crueldad del corazón se podrá tener un futuro distinto, pues “copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar”.
“Los delitos hay que pagarlos en los tribunales de justicia, el perdón cada persona lo ofrece desde su corazón. Perdonar no es olvidar el mal recibido, ni justificar la actuación del agresor, ni mucho menos eximir al culpable de pagar ante la justicia por sus delitos”, refirió.
Le puede interesar: OEA exige liberación de secuestrados políticos
Asimismo, explicó que cuando las personas perdonan a su agresor, no está renunciando a su derecho de justicia, ya que el perdón se opone al rencor y a la venganza, no a la justicia.
«Esta propuesta de Jesús es particularmente importante para lograr cambios sociales auténticos, que no signifiquen simplemente pasar de una violencia a otra y de una tiranía a otra», añadió.