La decisión de la dictadura de Daniel Ortega de salirse de la Organización de Estados Americanos, OEA, refleja una “derrota política” a nivel nacional e internacional, a criterio del economista y exdiputado Enrique Sáenz.
“A mi no me parece una radicalización, lo veo como un lloriqueo o una pataleta ante una derrota política evidente. Es la reiteración de una hipocresía, porque en Nicaragua la corrupción tiene forma de ley y la política de estado es la mentira”, dijo Sáenz al ser entrevistado en Café con Voz.
Sáenz recordó cuando la dictadura de Ortega mantenía buenas relaciones con la OEA y que en ese momento, no valían los argumentos de “soberanía” que utiliza el régimen actualmente.
“En el 2016 estaban los abrazos y sonrisas con la visita de (Luis) Almagro. En el 2017 los invitaron como acompañantes a la farsa electoral municipal y ya aparecía el señor Wilfredo Penco. Ahí si no era injerencia, porque suscribieron un acuerdo de colaboración para mejorar el sistema electoral y también lo invitaron al segundo diálogo en 2019”, expresó.
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“El 18 de julio de 2018, que fue la primera resolución del Consejo Permanente de Nicaragua, el representante de Ortega ante la OEA no se opuso a la resolución, sino que la copatrocinó”, añadió.
A criterio de Saenz, el régimen pensó que controlaría al Secretario General, Luis Almagro y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Dictadura ya es reconocida como ilegítima internacionalmente
Saenz analizó que la declaración de ilegitimidad de las elecciones en Nicaragua, lleva a un nuevo escenario la situación sociopolítica de Nicaragua.
“La declaración de ilegitimidad de la Asamblea General de la OEA significa que tenés un gobierno ilegal o de facto. Hasta julio el momento político estaba marcado por el debate de si participar o no en elecciones. A partir de julio el momento político cambió y se empezó a hablar de la ilegitimidad”, expresó.
No basta la presión de la OEA
Saenz recordó que en este momento no basta la presión de la OEA para que la dictadura abandone el poder y mencionó la resolución de este organismo que puso punto final a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
“Se acordó una negociación que establecía la renuncia de Somoza, la supervivencia de la Guardia Nacional con combatientes de la insurgencia y también el Partido Nacional Liberalista. Además se definió que el vicepresidente Francisco Urcuyo Maliaños entregara la banda presidencial a Monseñor Miguel Obando”, dijo Sánez.
Al respecto, considera que Ortega está dispuesto a permanecer en el poder “a sangre y fuego”, pero que lo único que está logrando es prolongar su caída.
“Todo dictador piensa que va a permanecer. Unos tienen la posibilidad de extenderse, pero otros no. Lo que Ortega puede hacer es prolongar el sufrimiento del pueblo nicaraguense”, consideró.
Descontento social en aumento
Aunque la dictadura pregona una mejoría económica, los datos del Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo INIDE, apuntan hacia otro lado.
“El 63% de la fuerza laboral se encuentran en condición de desempleo o subempleo, que no ganan ni siquiera para comer bien. Y cuando vas al Banco Central, te encontrás que solo en septiembre se perdieron 3,000 afiliados”, afirmó.
A esto se suma el incremento en el costo de la Canasta Básica, acompañado de un estancamiento en los ingresos familiares.
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“El Inide dice que la Canasta Básica aumentó C$1,000 córdobas. Eso significa que si ganás C$10,000 córdobas te tuvieron que aumentar el 10% para agarrarla del cuello e intentar seguir comprando lo mismo. Ortega incrementó en julio el 5% el salario a los trabajadores, es decir, que solo les sacó la lengua”, dijo Sáenz.
Economía y políticas pueden llevar a implosión
El descontento generalizado, incluyendo en el círculo de la dictadura, podría llevar a una implosión social que, a criterio de Sáenz ya comenzó.
“Ortega ya no les puede dar garantías y ya se está volviendo en una amenaza para su círculo. El Ejército, que ha estado cultivando relaciones con los militares de Estados Unidos, si se declara ilegítimo a Ortega, este Ejército no debe correr la cortina”, afirmó.
Al respecto señaló que no es posible un nuevo diálogo con Ortega en el que la dictadura escoja a sus interlocutores.
“Lo único que puede montar Ortega es un contubernio, que es un acuerdo entre delincuentes. El Papa se equivocó en Venezuela, se equivocó con el Nuncio en el segundo diálogo y habría que revisar en el primero. Aquí no hay que ser ingenuos aceptando un contubernio”, dijo Sáenz.