Monseñor Silvio José Báez, obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, exhortó el domingo a los pueblos a tener memoria histórica, pues los poderosos apuestan a distorsionar los hechos y lograr que los ciudadanos acepten que el sistema de opresión es el que les ha tocado como su realidad y, por tanto, aceptar que son esclavos.
Báez en su homilía del domingo en la iglesia Santa Agatha en Miami, recordó el pasaje en el que dos de sus discípulos le hicieron una petición: “Concédenos que nos sentemos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Esa solicitud, explicó el obispo, contrastaba radicalmente con la vida y la enseñanza de Jesús, quien siendo hijo de Dios, se disminuyó para entregar su misma vida por la salvación.
Báez indicó que los apóstoles no habían entendido el camino de Jesús, sus actitudes y su disponibilidad a entregarse y servir por amor. «Jesús nunca intentó dominar, ni jamás habló de ocupar tronos de gloria, solo buscó servir y hacer el bien a todos», dijo.
Jesús los llamó a todos y les dijo: “Ustedes saben que aquellos a quienes se consideran gobernantes entre los pueblos los dominan con tiranía y los poderosos abusan de su poder”. Jesús, explicó el obispo Auxiliar, desea que sus discípulos no sean ingenuos y reflexionen sobre el modo con el que se ejerce el poder en el mundo y que a lo largo de los siglos ha hecho tanto daño.
El pueblo que no conoce la verdad de su historia…
«Jesús no quiere que reproduzcan la venenosa lógica de la superioridad y del dominio. Les va a hablar no a partir de una teoría ni apoyándose en una ideología, sino a partir de la realidad histórica que él conoce y que también los discípulos conocen o deberían conocer», indicó.
Jesús conocía los antiguos relatos bíblicos que hablaban de la opresión que habían padecido los israelitas a manos del Faraón en Egipto. No ignoraba la dolorosa historia de su pueblo, causada por la injusticia, la corrupción y la violencia ejercida por los reyes. Era consciente del poder del imperio romano que en esa época oprimía a su pueblo. Jesús sabía también lo inmoral, ambicioso y cruel que era Herodes, gobernador de Galilea, quien había asesinado a Juan Bautista y a quien el mismo Jesús le llamaba “zorro”. Jesús sabía lo inescrupuloso y criminal que era Pilatos, el procurador de Judea, quien a menudo mandaba a reprimir con violencia asesinando impunemente.
«Jesús no era ingenuo. Jesús nos enseña que hay que tener memoria histórica y cultivar una visión crítica de la forma en que se ejerce el poder en el mundo. Si un pueblo no conoce su historia o la olvida con facilidad, vuelve a cometer una y otra vez los mismos errores», dijo Báez.
«Por eso, una de las armas preferidas de los poderosos para dominar es distorsionar la historia. En los pueblos que viven sin memoria histórica el futuro es el pasado que regresa continuamente. Cuando no nos interesamos por desentrañar y denunciar los malévolos mecanismos de opresión de quienes gobiernan, nos vamos acostumbrando a ser esclavos», sostuvo el obispo Carmelita.
Asimismo dijo que conocer la historia y ver con ojos críticos la realidad «nos permite sentar las bases de una nueva sociedad sin caudillismos y autoritarismos que provocan siempre tanta pobreza, dolor y muerte. Jesús no critica simplemente los vicios subjetivos del egoísmo y de la ambición, sino que desmonta el engaño y la deshumanización del poder». Leer también Monseñor Silvio Báez: “Los poderes totalitarios idolatran al dinero”
No hay «poder bueno y poder perverso»
Báez indicó que para Jesús no existían distinciones de quienes ejercen bien o mal el poder, porque todo aquel que lo entiende como una herramienta para dominar, está haciendo un mal uso del poder.
«Su juicio profético sobre el poder no distingue entre un poder bueno y un poder perverso. Para Jesús, todo poder entendido como imposición y dominio es inhumano y destructor. Jesús suplanta el poder por el servicio y entiende la grandeza como abajamiento. No se trata de buscar tronos, sino de despojarse de sí y entregar la vida en gesto de amor gratuito por los demás.»
Añadió que alguien es grande no por el poder que tiene, la crueldad con la que actúa o la violencia con que se impone, sino por su capacidad de sacrificar sus propios intereses buscando el bienestar de todos.
La iglesia y el poder
El obispo Auxiliar, dijo que en el caso de la iglesia Jesús desea que esté siempre al lado de los demás, a sus pies, para servirles, no por encima para dominarlos.
«Mientras otros oprimen, nosotros aliviamos y liberamos; mientras otros aplastan, nosotros levantamos y auxiliamos; mientras otros reprimen y encarcelan, nosotros denunciamos la opresión y luchamos por la liberación. En la Iglesia nadie está por encima de nadie. Incluso, quienes tenemos algún cargo de presidencia en la comunidad cristiana no ejercemos ningún poder ni estamos por encima de los demás», dijo.
Afirmó que la prepotencia y el deseo de dominar, nos desfigura como seres humanos y nos aleja de Dios. «Quien busca imponerse muestra su mezquindad, quien se abaja para servir revela su grandeza. A Dios lo imaginamos omnipotente y todopoderoso; sin embargo, Dios se ha revelado en la cruz de Jesús como el siervo por excelencia. Dios no se ha quedado arriba y por encima, sino que se ha abajado amorosamente hasta nosotros preocupado por lo que necesitamos, deseoso de sanar nuestras heridas y fortalecernos con su consuelo», concluyó.