El ex jefe del Ejército Sandinista, Humberto Ortega, reapareció el viernes haciéndole el juego a su hermano el dictador Daniel Ortega, al indicar que debería de aprobar una «amnistía o indulto» para los secuestrados políticos que no han cometido delitos, como una señal positiva hacia la comunidad internacional.

El general en retiro, que nunca ha pagado por sus crímenes de los años 80 y corrupción en el Ejército, habló con el periodista argentino Andrés Oppenheimer e hizo un llamado a su hermano el dictador Daniel Ortega para que libere de inmediato a los opositores secuestrados, para enviar un mensaje a la comunidad internacional y que «lo tomen en cuenta». https://cafeconvoz.com/2021/06/29/la-onu-puede-presionar-mas-a-ortega-y-murillo-dice-vivanco/

«Pienso que estas detenciones que están en proceso todavía de enjuiciamiento, a lo inmediato, si queremos contribuir a la paz deben ser, a través de una medida política que la tiene en sus manos el presidente, puestos en libertad», dijo Ortega.

«Esto ayudaría a generar condiciones para que la comunidad internacional pueda ver que se esta avanzando en la dirección correcta, lo primero poniendo en libertad ya sea a través de una forma de indulto o amnistía a los que estén detenidos, eso sería un gran mensaje para que la comunidad internacional lo tome en cuenta», insistió un hombre que ha seguido impune de tantos delitos cometidos en los años 80 y que se le acusa de haberse enriquecido al vender equipos del Ejército Sandinista antes de su retiro en el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro.

Ninguno de los secuestrados políticos, ni los más de 115 que habían antes de la última arremetida de Ortega y menos los casi 20 que ha secuestrado en el último mes, ha cometido delitos y el criminal de guerra, propone que su hermano los perdone como un gesto de bondad.

Además aparece como un «componedor» o «mediador» en momentos claves cuando Daniel Ortega, se encuentra en problemas. El año 2018, cuando se dio el estallido social, fue uno de los primeros en reclamar la conformación de una mesa de diálogo. Llamaba a empresarios, llamaba a líderes sociales, llamaba a obispos, llamaba a estudiantes, reclamándoles que iniciaran un «diálogo ya», bajo el argumento que era necesario evitar que la situación recrudeciera más.

Se llamó al diálogo y el dicrador Ortega más que intenciones de responder a las demandas de la población, en realidad lo que hizo fue tomar el espacio para recomponerse y salir a matar. ¿Sabía Humberto Ortega que eso pasaría? Nadie lo sabe, pero tampoco lo descarta.

En febrero de este año, el hombre cuya caravana de militares escoltas acabó con la vida del joven Jean Paul Genie en carretera a Masaya, en octubre de 1990, propuso por medio de un artículo de opinión en La Prensa una “cohabitación democrática” con el régimen Ortega Murillo, porque de lo contrario el “caos” reinará en el país. Otro ex operador político de Ortega, en la Corte Suprema, Rafael Solís, supuestamente disidente del régimen, propuso una «justicia restaurativa» para evitar más guerra y dolor en el país.

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