Por segundo día consecutivo, la joven activista política Zayda Hernández fue encarcelada en su propia casa por la siempre rabiosa policía sandinista, que volvió a poner un candado en la puerta de su residencia.
Hernández denuncia acoso asedio y tortura sicológica de policías, quienes llegaron al extremo de colocar un candado en la casa de ella para evitar que circule, violando sus derechos constitucionales a la libre circulación.
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Bailaron el Coma-Andante Zekeda
Además, en el colmo del cinismo y el descrédito profundo en que irreversiblemente han caído, los gendarmes de la dictadura se pusieron a bailar “El coma-andante Zekeda“ desde los altavoces de las patrullas policiales.
El sábado 8 de agosto hicieron lo mismo, la encerraron por las armas en su casa al ponerle un candado, bloquear la cuadra con patrullas y colocar agentes con armas de guerra en la puerta de la vivienda de Hernández.
Según un video transmitido en redes sociales por la misma víctima, la desacreditada y sancionada institución, en su locura, puso a agentes de civil a espiar cada vehículo que pasa por la calle frente a la casa de Hernández y si sospechan que son periodistas tomando fotos o imágenes, los persiguen para requisarles equipos y multarlos.
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Paranoia de los sancionados
La paranoia policial se activó desde que el sábado un grupo de madres y familiares de presos políticos llegó de sorpresa a protestar en las instalaciones privadas de La Prensa, en demanda de libertad para sus hijos secuestrados por la dictadura criminal Ortega-Murillo.
Esta acción de las madres y familiares de los reos políticos, se suma a otros tres piquetes o protestas rápidas en Managua, por lo cual la policía sancionada especula que Hernández puede sumarse a las protestas y por ello han destinado varias patrullas, motos, policías de civil, guardias con armas de fuego y todo un aparato represor en las calles.