Por Café con Voz
Por más de 2,000 años la Iglesia Católica ha sido objeto de ataques a sus símbolos y personajes y a modo de profecía los sacerdotes siempre han esgrimido esta frase: “La Iglesia Católica siempre ve pasar el cadáver de sus enemigos“.
La frase, repetida en los años ochenta contra los sandinistas por el cardenal Miguel Obando y Bravo y retomada en 2018 por monseñor Abelardo Mata, cobra vigencia en 2020 cuando dos de los principales atacantes de la iglesia, han fallecido en el contexto de la pandemia: Edén Pastora, quien dijo que a los curas las balas le traspasarían las sotanas y ahora Rafael Valdez, azote de sacerdote y turbero asalta-iglesias.
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Piñateros y violentos
La madrugada de este 19 de julio, fecha cuando en Nicaragua se repudia a la dictadura Ortega-Murillo, se anunció la muerte del agitador Rafael Valdez, un viejo enemigo de los sacerdotes y adorador del orteguismo, junto a su hermano, Tomás.
Ambos a inicios de los años 90 se apropiaron, mediante pistolas, de una parroquia en la colonia 14 de Septiembre y crearon la autodenominada «comunidad eclesial de base San Pablo Apóstol”, que sirvió para conspirar y perseguir a sacerdotes.
En junio pasado, Rafael Valdez empezó a sentir síntomas de coronavirus y fue trasladado a un hospital público, de donde le dieron de alta, pero con serios problemas de salud.
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Acechadores de monseñor Silvio Báez
Los hermanos Valdez dirigieron en octubre del 2018 una campaña para expulsar de Nicaragua al obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, acusándolo de todo tipo de delitos.
Con todo el apoyo de la dictadura y de sus canales de propaganda, el 31 de octubre de ese año enviaron una carta al papa Francisco denunciando al obispo.
La carta estaba acompañada supuestamente por 284 mil firmas que obtuvieron mediante la presión a empleados públicos, firmas de policías, militares y fanáticos del régimen.
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Profanadores de templos y golpeadores
de monjas y madres en huelga
El 18 de noviembre del 2019 Rafael y Tomás encabezaron una turba que asaltó la Catedral Metropolitana de Managua, donde un grupo de madres de presos políticos estaban iniciando una huelga de hambre por la libertad de sus hijos.
A ellas las golpearon, expulsaron del templo y les robaron sus pertenencias.
Al momento de profanar la Catedral, los hermanos Valdez y las turbas del orteguismo atacaron a golpes al padre Rodolfo López, a unas monjas y trabajadores del templo.
Luego hicieron destrozos, colocaron banderas rojinegras en el templo y gritaron consignas a favor del dictador Daniel Ortega y su partido FSLN.
En marzo de este año, la misma comunidad de fanáticos de los hermanos Valdez, participó en un nuevo asalto a la catedral de Managua, para impedir que la Iglesia Católica diera una misa de cuerpo presente del poeta y sacerdote Ernesto Cardenal.
Esa vez, igual que en otras ocasiones, profanaron el templo con banderas rojinegras y consignas a favor de la dictadura.