El virulento palabrerío del jefe del Ejército Sandinista, Julio César Avilés, tiene que ver con el dolor que le significa saber que ante la comunidad internacional queda más clara su complicidad y sumisión al régimen de Ortega y Murillo, consideró el politólogo de Diálogo Interamericano, Manuel Orozco.
Avilés amargado y procurando congraciarse los tiranos, descalificó a los medios y periodistas independientes a quienes tildó de “vividores y mercenarios de la desinformación” por supuestamente pedir sanciones contra la institución castrense.
En el acto de 44 aniversario de fundación del Ejército Sandinista, Avilés Castillo se lanzó en lealtad a la dictadura.
“Con firmeza y determinación rechazamos las campañas de mentiras, calumnias, agresiones y ataques que vividores y mercenarios de la información hacen en contra de nuestra institución”, dijo Avilés.
A criterio de Manuel Orozco, el Ejército Sandinista, está asumiendo una posición defensiva ante el conocimiento de la comunidad internacional sobre su complicidad en la represión.
Avilés arremete con virulencia contra los medios de comunicación, ¿cuál es tu primera reacción?
El punto fundamental es que se dieron por aludidos y saben que la voz de donde viene ese planteamiento tiene peso y ya no están ignorando lo que se está diciendo sobre el Ejército en la comunidad internacional. Lo único que le quedó por hacer es seguir cavando su trinchera.
El escudo de decir que las sanciones son para el pueblo, ¿qué tanto de cierto tiene?
Es un cuento. La realidad es que cuando hablás de sanciones tienen un propósito específico para el transgresor y el efecto que querés generar. Han sido con un propósito y una precisión específica.
Estas aseveraciones es un método de engaño ante el desconocimiento de como son las sanciones. Es una retórica que forma parte de la política del miedo.
La población mediamente educada es la que tiene temor por las sanciones porque esperan una represalia o desquite del régimen.
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¿Avilés se ve muy confiado en la situación actual y eleva el tono frente a Estados Unidos?
Es una posición muy defensiva y se sienten en una condición en la que se les ha achicado la popularidad y saben que dentro del Ejército hay funcionarios que no están tan optimistas y saben que Nicaragua se encamina a una sucesión dinástica.
Hay sanciones de penalización a la transgresión de manera precisa y la que tiene un rol de política exterior que es la coercitiva, que utilizó Estados Unidos sobre PDVSA.
Ortega se ha aislado del mundo y no quiere una relación bilateral con nadie que no sea Rusia, Corea del Norte, Irán o Venezuela porque sabe que otro tipo de encuentro va a facilitar un proceso de salida de la situación actual y ellos no quieren salirse.
Se debe buscar una estrategia más factible que vaya más allá de las sanciones.
Estados Unidos sanciona a Avilés y a otros funcionarios del Ejército, ¿por qué no sanciona a la entidad?
La explicación política es que la perspectiva de la comunidad internacional es que si se toca al Ejército se afecta a la identidad nacional, porque es la entidad que representa la soberanía y la integridad nacional. O la población dice que es justificado o generás un movimiento contrario de rechazo.
Hay un riesgo moral y político que se ha analizado de que sancionar al Ejército podría justificar el nacionalismo y la represión.
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También hay gente que piensa que el Ejército como tal no es el cómplice, sino que los que representan a la institución y han sido cómplices del proceso.
Avilés tiene una fuerza política intimidante que hace que los demás se callen.
¿Todavía vale la teoría de que el Ejército pueda contribuir en una salida a la crisis?
Decir que el Ejército puede contribuir en una salida es desconocer la situación. Si ves los pilares que sostienen al régimen, el Ejército es uno de ellos. En el pilar represivo, es principalmente la Policía el pilar. El Ejército sostiene la estructura represiva en el país.
¿Una sanción al Instituto de Previsión Militar es posible?
Creo que es posible y todo está en la mesa. La entidad militar ya cruzó la raya de la protección de integridad nacional versus la protección de los derechos humanos.
Aquí lo importante es la Unidad de Análisis Financiero y otras entidades que han permitido el lavado de dinero en economías informales. De las 800 toneladas de cocaína que pasan en Centroamérica, al menos 200 millones de dólares se lavan en Nicaragua.
Acá se debe poner en escena como Nicaragua es cómplice del narcotráfico ante el Ministerio de Defensa de Estados Unidos.