La Policía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, no autorizó una kermés que organizaba la iglesia católica de Granada, como parte de un esfuerzo de sus feligreses para recaudar fondos y cubrir los gastos de las actividades religiosas para celebrar a la Virgen de la Merced, este próximo 24 de septiembre.

Pero no ha sido todo. A los feligreses de Catedral, les prohibieron una venta de nacatamales que estaban organizando para con lo recaudado, cubrir los costos de reparación de sus equipos de comunicación que fueron dañados durante un temporal lluvioso.            

Les dijeron que no, como parte de la represión,  asedio y persecución que desde el 2018, la dictadura ejerce contra el clero, ello pese a que en Managua, permitieron y hasta apoyaron con fondos de los capitalinos, las fiestas en honor a Santo Domingo de Guzmán que cumple hoy su octavo día.       

Miembros de la parroquia La Merced de la ciudad de Granada, tenían proyectado realizar la kermés en el atrio del templo. Sin embargo, han visto como la alcaldía del régimen se ha tomado la ciudad y organiza actividades festivas para competir con la agenda religiosa del municipio, mientras a ellos los restringen.      

“Vemos que el Comité de fiestas patronales que preside la alcaldesa sandinista Rosario Caldera, promueve un sinnúmero de actividades en nombre de las fiestas patronales de la Virgen de la Asunción, pero a los católicos, no se nos permite realizar una actividad en los contornos del templo, ni muchos menos pensar salir con una procesión a la calle”, se quejó bajo anonimato un devoto. 

Policía vigila “paganchas”  

Incluso, el jefe de la delegación policial, el Comisionado Mayor Javier Blandón, dio a conocer que más de 300 efectivos policiales brindarán seguridad a las actividades que se realizan en las fiestas agostinas, como el tradicional desfile hípico a realizarse este próximo 13, donde  esperan decenas de montados de todo el país. 

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Sobre este tema, recientemente el padre Edwin Román, uno de los sacerdotes que vive en exilio forzado debido a la persecución, remarcó en sus redes sociales, que las actividades que se realizan  paralelo a las festividades de los santos patronos, como barreras de toros, chinamos desfile hípico y fiestas populares, no representan acto de cristianismo, y por el contrario, atraen más delincuencia, luto y dolor en algunos casos.

Catedral con cuentas congeladas 

A finales del mes de mayo, el régimen de Ortega-Murillo congeló las cuentas bancarias de varias diócesis de la provincia eclesiástica de Nicaragua, bajo el argumento policial que existían actividades ilícitas en el manejo de fondo y recursos de cuentas bancarias que habían pertenecido a personas condenadas por supuestos actos de traición a la patria. 

A raíz de esta acción represiva, las autoridades eclesiásticas de la Catedral Inmaculada Concepción de Granada a través de sus redes sociales, invitaron a los fieles a dejar su contribución económica en las oficinas parroquiales o las alcancías de la iglesia. 

“Recuerda hermano católico a seguir apoyando a la casa de la Virgen que hoy necesita de tu apoyo”, resalta una de las publicaciones del Facebook de la  diócesis que dirige monseñor Jorge Solórzano. 

No a venta de nacatamales 

Los miembros de la pastoral de comunicación de Catedral, buscaban también impulsar actividades para recaudar recursos con el repararían los equipos de comunicación que dañó una fuerte descarga eléctrica hace más de ocho días durante la misa dominical, pero la dictadura también se los prohibió.    

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“Se tenía pensado, luego de la misa de  la mañana del domingo vender  nacatamales en los alrededores de la catedral, pero nos recomendaron que no porque estaba prohibido por la Policía.   Por eso las autoridades eclesiásticas hacen el llamado a los feligreses a realizar su contribución de manera directa, para reparar los equipos de comunicación y seguir llevando el mensaje del evangelio”, confió un feligrés bajo anonimato. 

Al permanecer bloqueadas las cuentas de las diócesis de Nicaragua, las autoridades religiosas tienen el inconveniente de no poder retirar ofrendas de fieles que se encuentran radicados en el extranjero, principalmente en Europa y los Estados Unidos, para ayudar al pago de servicios básicos de los templos y hasta proyectos de remozamientos en las históricas infraestructuras. 

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